domingo, 24 de noviembre de 2013

LA MÚSICA DE NUESTRA MADRE Y SEÑORA DE LAS PENAS (VII): El legado de Don Antonio Pantión Pérez

El nombre de Antonio Pantión resuena en el eco de la casa tal y como lo hacen los Juan Casielles, Jaime Solís, Jacinto Torres o los más recientes, Manuel Valera, Navarro Arteaga, Toledano o Raúl Berzosa. Y lo hacen por derecho propio por haber dejado unos y estar dejando los otros esos capitales posos de plenitud cofrade, firmes pilares sobre los que se viene construyendo la brillante historia de la Hermandad de las Penas. Por esta razón y no por otras, son nombres que al poner en nuestros labios se pronuncian con honra y satisfacción, con la admiración que les profesamos, como decimos, por haber puesto la cofradía, en las múltiples facetas abarcadas, en un lugar privilegiado.

En el ámbito musical, donde hay que señalar que contamos también con un rico patrimonio propio que no sólo se reduce a marchas de procesión, el nombre de Don Antonio Pantión Pérez destaca sobre los demás por ser el autor de la pieza que es su buque insignia por varias razones que no sólo atienden a su indudable calidad musical. En efecto, como veremos, Pantión compone en 1973 para la Hermandad, “María Santísima de las Penas”, fruto de los lazos que fraguan entre las cofradías homónimas de Málaga y Sevilla.

Daremos previamente unas pinceladas biográficas del autor y apuntaremos que nace en Sevilla el 1 de febrero de 1898 y muere en la misma ciudad, el 28 de noviembre de 1974. Comenzó su formación musical con su padre, Diego Pantión, continuando sus estudios en Madrid con Joaquín Turina, Conrado del Campo y Emilio Vega. Fue catedrático del Real Conservatorio Superior de Música de Sevilla y durante los muchos años que ocupó la cátedra instruyó a alumnos como Manuel Castillo, Arturo Pavón y José Romero. Muy querido por los sevillanos, le fueron tributados homenajes en el Conservatorio y en su propia hermandad de las Penas de San Vicente, a la que estuvo muy vinculado e incluso ayudó a refundar. En los anales de la hermandad del Lunes Santo quedará para siempre el recuerdo de la celebración de la misa funeral corpore in sepulto del maestro con la interpretación de su marcha Jesús de las Penas en el órgano de la Parroquia.

Pantión compuso coplas para los cultos de las hermandades de las Penas (1924) y del Silencio (1936), música de capilla para esta última, la Vera Cruz y la Soledad de San Buenaventura que interpretaba la capilla musical que dirigió durante más de treinta años. También se deben a su genio compositivo las zarzuelas “Los Cabezones”, “Irresponsables”, “El alma del cortijo” y “Macarena” e innumerables temas para las funciones de las “Galas Juveniles” que se celebraban en el desaparecido Teatro San Fernando.

En 1943, estudiando en el Conservatorio de Madrid le encargan la realización de composiciones para el noticiario español que con carácter oficial antecedía a las proyecciones cinematográficas, (NO-DO); dónde le encargan una pieza sombría y triste para poner música a unas noticias que describían hechos cuanto menos trágicos.

Pantión, consciente de lo creado, del empaque de la pieza, de la posibilidad de ubicar la obra como "marcha fúnebre"; decide retocarla y dedicarla a su Hermandad y Cofradía de nazarenos de Nuestro Padre Jesús de las Penas y María Santísima de los Dolores que previamente le habían encargado una marcha procesional, llegando hasta nosotros y quedando en la historia con el nombre de: "Jesús de las Penas" tocada a su titular por primera vez en la salida de 1959. Fue instrumentada, al parecer, por su compañero José Olmedo, y no porque Pantión no fuera un gran armonista sino porque como cuenta Gutiérrez Juan, el autor era víctima del momento y las dificultades que había para la edición de las obras, para las que había que contar con intermediarios e incluso con la modificación de éstas impuestas por terceros.

Por ello se dice, no sin razón, que la trayectoria musical de Pantión no fue siempre valorada y aunque llegó a componer una decena de marchas, algunas de ellas se han tocado hasta hace bien poco mutiladas en algunas partes y con un ritmo mucho más lento que el original, debido a las copias manuscritas en las que se difundían.

Respecto de Jesús de las Penas, aunque durante años han circulado por las bandas de música distintas versiones como la de Juan Olmedo, particellas de Música Moderna, o las escaneadas y que tienen el sello de la Esperanza de Triana, idénticas a las anteriores, al parecer ésta sí fue instrumentada por el mismo Pantión ya que en la final del Memorial Manuel Font de Anta fue interpretada la versión original que Gutiérrez Juan y Salazar revisaron y editaron. La partitura fue entregada al entonces hermano mayor de la hermandad de Las Penas, Santiago Herrero, y a José Manuel Tristán, director de la Banda del Maestro Tejera. Desde ese momento, todas las interpretaciones de Jesús de las Penas por esta banda han sido las de la versión original, sustituyendo la edición de Música Moderna de su repertorio por estos nuevos papeles.
Los cambios son sustancialmente en la instrumentación, así como la segunda repetición del trío que se mantiene en matiz piano, engrosando solo la instrumentación pero sin cambiar a forte.



Junto a “Jesús de las Penas”, que es otra obra cumbre de la Semana Santa, figuran en su repertorio las siguientes marchas procesionales para hermandades sevillanas, a saber: “Santísimo Cristo de las Siete Palabras” (1955), “Nuestra Señora de Montserrat” (1955), “Nuestra Señora de los Ángeles” (1960), “Nuestra Señora de Guadalupe” (1968), “Tus Dolores son mis Penas” (1970), “Esperanza Trinitaria” (1971), “Madre de Dios del Rosario” (1971), “Rosario de la Aurora” (1973) y “Nuestra Señora de la Cabeza” (1973). Allende las fronteras de Sevilla compuso dos piezas, amén de la malagueña, la marcha “Expirando en tu Rosario” (1974) para Córdoba titulada así por encargo de Fray Ricardo.

Actualmente, y en una decidida apuesta por recuperar progresivamente su legado, nuestra Virgen de las Penas ha venido contando en su repertorio con la mayoría de las piezas indicadas. De hecho, no conviene olvidar que hasta hace unos pocos años se venía interpretando también con asiduidad "Jesús de las Penas", composición que ha formado parte del alma musical de la Hermandad desde los años 70 y que no descartamos recuperar en breve.

Y llegados a este punto conviene dar rienda suelta a la emoción que siempre nos produce la rítmica “María Santísima de las Penas”, cuando al salir en su trono, se escuchan compases que proclaman la Realeza de María, tan llena de vigor de cielo, y que al igual le ocurre a nuestra hermana cofraternidad sevillana, con su marcha dedicada al Señor de las Penas, se sienta quizás como el hermoso broche musical de nuestra Estación Penitencial, protagonismo que comparte con Cristo de la Agonía de Abel Moreno.

La pieza, como decíamos, tiene un inmenso valor, tanto en lo musical como en su repercusión en la historia procesional malagueña ya que fue una de las primeras composiciones dedicadas ex-profeso a una Dolorosa en una época en que era una auténtica quimera que se diera esta circunstancia en la ciudad pues no en vano hasta años después, sobre todo a raíz de la jubilación de Perfecto Artola, no se generalizaría la gestación de marchas dedicadas a titulares de las distintas Hermandades de Pasión.


Como así se expone en diversas publicaciones de la Hermandad, se tiene contacto con D. Antonio Pantión como consecuencia de las diversas visitas correspondidas entre las cofradías sevillana y malagueña en el año 1972. Finalmente, y dado el estrecho vínculo creado, el compositor acabaría ingresando en la nómina de hermanos de la Corporación. A este efecto, uno de los adalides de aquél hermanamiento, nuestro recordado Jaime Solís le solicita a Pantión el envío de una copia de las partituras de la marcha “Jesús de las Penas”, la cual había sonado tantas veces a la salida de la hermandad por la banda que acompañaba a la Virgen de las Penas. De igual forma, desde la Secretaría de la hermandad hispalense, cuya titularidad correspondía entonces al conocido cofrade sevillano Juan Carrero, se remitieron las de la marcha “Tus Dolores, son mis Penas”, por expresa indicación del Sr. Pantión. Como no podía ser de otra forma, la altísima calidad de las piezas indicadas origina el encargo de la marcha “María Santísima de las Penas”.

Fechada el 16 de febrero de 1973, se recibe carta en la Hermandad de Don Antonio Pantión que se dirige a su entonces Hermano mayor, D. Nicolás Baranda, y en la que se hace saber que la marcha “(…) está sacada de papeles”, y que no la ha mandado ya “por quererla oír antes aquí en la banda del Regimiento (Soria 9), por si tuviera que hacer alguna reforma, en la instrumentación, que creo que no”. Igualmente nos informa que la Banda del Regimiento “(…) Con las fiestas de los pueblos de estos meses he tenido varias salidas. (…) A primeros de octubre la oiré y les mandaré el material”. Por último manda recuerdos a “(…) los amigos de la Hermandad”.

Realmente “María Santísima de las Penas” es una marcha simple y sencilla, pero no exenta de una particular y sugerente belleza. Según Salvador Vázquez para El Cabildo, la pieza obedece a una forma ternaria, A-B-A, cuyo tema principal tiene varias particularidades que nos lleva a identificar varios subtemas con algún cambio de instrumentación. Podemos destacar este principal o tema A por ser, sin duda, sencillo pero muy vibrante y pegadizo conformado por 8 compases en la tonalidad de Do mayor. En la sección B o Trío se produce un cambio de carácter o contraste y está formado por una melodía con un sencillo acompañamiento formulado por tubas y trombones encontrándose el tema en el centro de Fa mayor. Tras la repetición de B con ampliación de la instrumentación, el autor reexpone el tema A para concluir la marcha.

De “Tus Dolores, son mis Penas” destacaremos, como hacen en Patrimonio Musical, su gran capacidad expresiva, a partir de la forma tan simple de exponer los sucesivos temas en todos sus elementos. La música fluye sola, con una sencillez, dulzura y solemnidad impecables. Además, y nuevamente, como seña de identidad de Pantión, destacaremos su forma: el típico rondó en 5 partes (introducción)-A-B-A-C-A. Fue escrita en 1970 tras la insistente petición de una camarera que le demandaba una pieza para la Virgen que equilibrara el éxito cosechado por la del Señor.

En los siguientes VIDEOS les mostramos la interpretación de esta pieza tras el Cristo de la Agonía en su traslado desde San Julián al Oratorio en 2008 y en la recogida de la Hermandad de las Penas de San Vicente.





Con “Nuestra Señora de Guadalupe”, un activo exponente del acervo musical alegre que se interpreta tras la Virgen de las Penas, se proyecta nuevamente una clara forma rondó (A-B-A-C-A), donde A es una introducción fuerte en Re Mayor, con energía y un interesante juego de las maderas por medio de terceras (la introducción de la obra es combinación de las notas si-re-fa-la) que aporta dinamismo. Una vez acabado este largo pasaje, el fragmento B , el “fuerte de bajos” corto, para variar el discurso musical y volver al tema A, tras el cual modula a Sol Mayor para enlazar con el “trío” o fragmento C, con una melodía muy sencilla, suave, tras la cual se repite en fuerte de forma triunfal, para volver al tema A y esas llamadas de los metales para concluir la marcha.

En la pasada Semana Santa sonó esta marcha en la Alameda Principal y en el video que a continuación enlazamos se puede escuchar un fragmento.


Esta marcha, que está dedicada a la dolorosa del mismo nombre de la Hermandad de las Aguas de Sevilla, se estrenó curiosamente con motivo de la primera salida bajo palio de la imagen cuya autoría se debía al entonces jovencísimo imaginero Luis Álvarez Duarte. La pieza se grabó brillantemente con cornetas en el disco “Mektub: estaba escrito” de la banda de la Oliva de Salteras.

“Esperanza Trinitaria”, afortunadamente, se toca con mayor asiduidad en la actualidad.  Pantión aseguraba que era su obra predilecta pues no en vano rezuma un buen gusto magistralmente combinado con la habitual sencillez estructural. El guión original para piano de esta marcha, que -como el resto de obras del maestro Pantión- es custodiado en el archivo histórico de la hermandad de Las Penas, está fechado el 14 de marzo de 1971 y, paradójicamente, viene titulado como “Esperanza Trinidad”. Sabemos que la banda de la Expiración de Málaga tocó esta marcha con papeles de corneta hace unos años, como probablemente lo hacía la Cruz Roja, sin embargo, la versión habitualmente interpretada prescinde de este acompañamiento.

La cofradía ha recuperado esta pieza y se interpretó, como puede verse en el siguiente vídeo, en Puerta del Mar


Por su parte, “Nuestra Señora de Montserrat”, compuesta en 1955 (mismo año en que Lerate obró su celebérrima pieza para el Dulce Nombre), es a diferencia de las anteriores, fúnebre. Sin embargo, este cambio de registro no es óbice para que el maestro sevillano siga siendo fiel a su concepto de marcha con sencilla estructura concebida a modo de repeticiones, pues de nuevo se adivina, como así afirma Mateo Olaya, el modo rondó, donde un tema fundamental sirve de hilo conductor de toda la obra a través de la alternancia de otros temas secundarios que indefectiblemente siempre desembocan en el principal. En este caso, el tema fundamental se caracteriza por una frase lúgubre de las maderas sobre un fondo armónica y rítmicamente sencillo. El resto de temas permiten que la melodía gire de forma suave y progresiva sobre diversos registros.

La banda Sinfónica de la Trinidad de nuestra ciudad fue, por cierto, la primera en editar fonográficamente esta pieza en 2006. Así mismo, fue recuperada para Sevilla por Julián Cerdán, hecho que les reproducimos a continuación


Soria 9 (1971) sin dacapo y Oliva (2005) con dacapo fueron las bandas que primeramente testimoniaron la brillantez de “Santísimo Cristo de las Siete Palabras”. También la ha grabado la Municipal de coria del Río Esta soberbia pieza, que quizás ande a medio camino entre las fúnebres y las piezas más rítmicas de Pantión, se entronca en el modelo habitual de la estructura A B A C A y Coda junto con Tus Dolores son mis Penas. Ha sido una marcha cuya interpretación ha sido casi anecdótica hasta hace pocos años. En Málaga consta,  al menos, su incorporación al repertorio de la banda de la Archicofradía del Paso y la Esperanza. Igualmente, el año pasado, fue interpretada hasta en dos ocasiones por la banda de Miraflores tras el palio de la Virgen de las Penas. En el siguiente vídeo le ofrecemos su interpretación, ya de vuelta, en la maniobra para acceder de Carretería a Arco de la Cabeza a través de la calle Andrés Pérez: