jueves, 14 de noviembre de 2013

LA MÚSICA DE NUESTRA MADRE Y SEÑORA DE LAS PENAS (V): Luis Lerate, armonía y sencillez al servicio de la belleza

Cuando ponemos sobre la mesa de una tertulia cofrade el nombre de Luis Lerate Santaella (Sevilla. 1910-1994) es de los que rápidamente asociamos al de una marcha procesional, y pasa lo mismo que con autores como Gómez Zarzuela con su Virgen del Valle,  cuyas extensas trayectorias se han visto injustamente eclipsadas por la infinita dimensión de alguna de sus obras.

En efecto, “María Santísima del Dulce Nombre” (1955) o Dulce Nombre, a secas, como es conocida en los ambientes cofrades, es la bandera de la obra procesional, corta, todo hay que decirlo, de este prestigioso violinista y compositor que estudió en Madrid y París antes de ganar la plaza de la cátedra de Música de Cámara del Conservatorio Superior de Sevilla de la que fue titular hasta 1980, año en que se jubiló.

Paralelamente a su labor de profesor en el Conservatorio de Música, Lerate también desempeñó tareas docentes en otros centros educativos. Así, durante los cursos académicos 1938-41 ejerció como ayudante de clases prácticas de Música del Instituto Nacional de Segunda Enseñanza San Isidoro de Sevilla, siendo Director de Coros de dicho centro entre los años 1960 y 1963. En 1942 fue nombrado con carácter interino profesor de la Cátedra de Violín del Hogar de San Fernando, dependiente del Ayuntamiento de Sevilla, ocupando esta plaza en propiedad en virtud de oposiciones libres celebradas en 1946. Y en 1956 fue nombrado profesor titular de Música de la Universidad Laboral de Sevilla mediante concurso nacional de méritos.

Sólo cinco marchas compuso este sevillano y dos de ellas forman  parte por derecho propio de la cruceta de la Virgen de las Penas, ya que además de Dulce Nombre también se interpreta la hermosísima y desconocida “Nuestra Señora de las Mercedes” (1957), inédita, que sepamos, tanto en el discurrir habitual de la Dolorosa del barrio del Tiro de Línea por las calles de Sevilla como el de las cofradías penitenciales malagueñas. Las otras tres son Cristo del Buen Fín (1948),  Cristo del Mayor Dolor (1989) y Jesús Ante Anás (1992).

Sin embargo al exiguo curriculum procesional hay que añadir un profuso legado compositivo ya que escribió más de 100 obras de distintos géneros musicales: sinfónico, de cámara, polifónico, religioso, popular, etc., así como armonizaciones e instrumentaciones para diversos instrumentos solistas, agrupaciones de cámara y orquestas.

En el año 1961, ganó el «premio de composición José María Izquierdo» del Ateneo de Sevilla por su obra "Fantasía" para violín y piano.

También son destacables sus publicaciones educativas pues realizó diversas obras pedagógicas en materia de solfeo y violin.

Dulce Nombre forma parte, como decimos, de ese privilegiado catálogo de marchas que conforma la mejor Antología de la historia musical de la Semana Santa. Con Dulce Nombre hay pocas dudas, o mejor dicho, las ha disipado todas franqueando con el paso del tiempo esa cruel frontera de los gustos, opiniones o modas que se van sucediendo.

Rodríguez Lagomazzini en Patrimonio Musical calibra la dimensión de la obra como «una de las más bellas partituras dedicadas a una dolorosa sevillana». Su esquema simple y conciso combinado con el empleo de hermosas melodías y una rica armonía hacen ser a esta marcha una de las más queridas entre el público cofrade.

Figura en la partitura original la fecha «agosto de 1955» y así lo ha corroborado la hermana del autor, Doña María Teresa Lerate que aclara que la pieza fue estrenada en la Semana Santa del año siguiente.

Quien haya escuchado concienzudamente esta marcha convendrá con el que esto escribe en que su estructura sencilla a modo de preguntas y respuestas fortissimo-pianissimo, no deja de propiciar sin embargo un insinuante pasaje cual es el Tema B o trío de la marcha introducido por el redoble de caja y bombo crescendo que cae directamente, y que según Rodríguez Lagomazzini, se basa en la armonía andaluza y que, a su vez, resulta muy efectista.

¿Quien con este trío no ha cerrado alguna vez los ojos y se ha trasladado a una esquina encalada iluminada por una candelería encendida y ha puesto cara de Dolorosa a ese súbito sueño de los despiertos?

Diversos autores han destacado la magnífica grabación que realizó la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla de esta pieza poniéndola definitivamente en valor.


Por su parte, en una línea no muy diferente de serenidad y belleza sutil anda “Nuestra Señora de las Mercedes”, pieza que el autor donaría previa petición de su hermano Antonio ya que fue éste el primer hermano mayor de la cofradía de Santa Genoveva entre 1956 y 1962 encabezando aquella histórica junta de gobierno que se encargó de redactar las reglas corporativas, terminar el paso del Cristo y, en definitiva, poner a la hermandad en la calle.


La marcha para Santa Genoveva, como decimos, llega tan sólo un año después de la fundación de la novísima cofradía del Tiro de Línea, y se erige en una delicada pieza procesional de gran valor, en la que se combinan la sencillez con la exquisita y delicada solemnidad.

Destaca un impetuoso y misterioso comienzo que da lugar al primer tema en fuerte, la impresionante escala que conduce a la repetición del primer tema, y cómo no, un trío exquisito, vaporoso, de los que marcan época.

Parece que el propio autor en 1981 modificó la marcha para la Banda Municipal de Sevilla.

En la pasada Semana Santa de 2013, la banda de Miraflores interpretó por primera vez esta pieza tras salir la Virgen de las Penas de la Catedral una vez que el trono buscaba la calle San Agustín junto a la fachada del Hospital Gálvez. 
 


“MARÍA SANTÍSIMA DEL DULCE NOMBRE”
Versión de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla


“NUESTRA SEÑORA DE LAS MERCEDES”
Paso de Palio de Nuestra Señora de las Lágrimas
Hermandad de la Vera Cruz
Calle San Juan
Acompaña la Unión Musical Astigitana
Jueves Santo de 2013
JEREZ