lunes, 23 de diciembre de 2013

LA MÚSICA DE NUESTRA MADRE Y SEÑORA DE LAS PENAS (X): El legado de don Pedro Gámez Laserna

¿Murió don Pedro Gámez Laserna o sigue vivo en los tambores de la banda de Soria? se preguntaba el maestro Antonio Burgos cuando en enero de 1988 recordaba en ABC a ese compositor con alma que llegó a Sevilla por puro azar como algún otro y que se hizo con la ciudad como la ciudad se apoderaría de él.

En efecto, don Pedro Gámez Laserna, (Jódar 1907-Sevilla 1987) sigue vivo no ya sólo en el recuerdo de aquella mítica banda de música a la que dirigió sino también en las infinitas ocasiones en que tenemos hoy día para escuchar los ejemplos de su legendaria obra. Nuevamente Mateo Olaya nos pone sobre aviso acerca de la dimensión del músico en cuestión pues le reconoce con su aportación un esencial papel dignificador de las formaciones de viento frecuentemente minusvaloradas.

Como apunte biográfico diremos que el maestro Gámez se inicia en la banda de su localidad natal, en la provincia de Jaén, para ingresar posteriormente en la banda de Música del Regimiento de Infantería de la Reina nº 2 con guarnición en Córdoba, primero como trombón y luego más tarde en el papel de trompa, instrumento en el que se especializaría. También fue requerido por el Ayuntamiento para que ayudase al relanzamiento de una Banda Municipal en precarias condiciones internas. Su estancia en Córdoba le serviría para cualificarse notablemente y dar el salto a Madrid donde ingresaría en la banda sinfónica Municipal y ganaría posteriormente por oposición la primera plaza en el cuerpo de directores de música militares en 1945.

Tras una breve experiencia en prácticas en la Inmemorial del Rey número 1, regresa a Córdoba para tomar posesión de la dirección de la Música del Regimiento de Infantería de Lepanto nº 2, donde estaría hasta 1957 y con ella a su cargo se desarrollaría la llamada “etapa cordobesa” en la vida y obra del maestro aun cuando, como decíamos, había crecido como instrumentista en la banda municipal e incluso ya había compuesto “Santísimo Cristo de la Misericordia” e “Impresiones Cordobesas”.

Y es que aunque a Gámez se le conozca fundamentalmente por las marchas que compuso para Sevilla  no es menos cierto que su obra no puede entenderse sin las aportaciones que realizó para la ciudad califal pues no en vano recuperó el género en esa hermosa ciudad tras un cierto letargo y dejó, entre otras, el soberbio binomio dedicado a la hermandad de la Buena Muerte conformado por “Saeta Cordobesa” y “Salve Regina Martyrum”, piezas ambas que también se han interpretado en los últimos años tras los pasos de la Virgen de las Penas además de las sevillanas más conocidas.

De “Saeta Cordobesa” diremos, en palabras de Olaya nuevamente, que es la pieza sobre la que Gámez Laserna asienta las bases paradigmáticas y crea el modelo que a la postre daría forma a otras composiciones para la ciudad de Sevilla. Es el himno oficioso de la Semana Santa de Córdoba tal como “Amarguras” pueda serlo para Sevilla, o “Nuestro Padre Jesús” para Jaén. El autor no inventa el recurso de la saeta pero sí lo lleva arrebatadoramente al extremo, a un frenesí musical, enrevesando la melodía en las maderas, sobre una trama armónica y contrapuntística perfectamente urdida no sólo sobre el pasaje en cuestión sino durante toda la partitura.

Y es en enero de 1957 cuando destinado a la dirección de la Música del Regimiento de Soria nº 9, con guarnición en Sevilla, se inicia la llamada etapa sevillana –la más prolífica- del autor, ciudad que le acogería cálidamente y en la que viviría hasta el final de sus días. En plena madurez, don Pedro Gámez compone en 1959 “Pasa la Virgen Macarena”, una joya que apunta evidentes variantes estéticas en el género aún sin llegar a romper ni traicionar su sello acuñado hasta entonces. Pero sí, efectivamente, Pasa la Macarena –como es conocida vulgarmente- es un punto de inflexión en su obra ya que como siempre dijo fue la Esperanza la que le llevó a componer para Sevilla. Además, y simbólicamente, Gámez sucede a Farfán tanto a los mandos de Soria 9 como en la reanudación de ese estilo alegre, vibrante y pletórico adornado de cornetas aunque no se detiene ahí pues como bien advierte Francisco Pastor, “si Farfán renueva el género aportando a la marcha procesional originalísimas melodías y atrevidas instrumentaciones –incluyendo el uso estelar de las cornetas- Gámez Laserna lo consolida elevando su nivel con tres cualidades características de su música: solemnidad, elegancia y brillantez técnica”.

¿A quién no se le ha grabado a fuego en la retina el prodigioso trío de Pasa la Macarena en esa magistral transposición a la partitura del meloso movimiento “sobre los pies” del paso de palio de la Esperanza tras el que iba, precisamente batuta en mano, el propio maestro? Con Pasa la Macarena, Gámez ingresa en el inaccesible olimpo de las glorias sevillanas, en la historia de su Semana Santa y se gana un hueco en el corazón de los macarenos así como en la frecuentemente olvidadiza memoria colectiva por esa sinfonía que para siempre nos lleva a identificarla con un majestuoso paso de palio, las mariquillas, los perfiles de un rostro y los capirotes verdes en la calle Feria. En un video que les adjuntamos se lo cuenta la Esperanza. 

Dicho esto, como habíamos comentado con Farfán, por el repertorio de Nuestra Madre de las Penas han pasado casi todas las composiciones de Gámez Laserna por lo que resulta innecesario centrarnos en las que lo conforman actualmente puesto que lo que realmente interesa aquí es poner en valor el hermoso denominador común de su bagaje, como decíamos, denso y magistral.

Al tesoro dedicado a la Virgen de San Gil, se unirían otras perlas como “María Santísima del Subterráneo” (1961) o “Nuestra Señora del Socorro” (1962) hasta llegar a “El Cachorro –Saeta Sevillana-” (1967) en la que vuelve a reeditar brillantemente la Cordobesa, de la que incluso Pastor señala que tal vez sea su obra cumbre y en la que revela una vez más su innegable talento artístico. Como anécdota diremos que para la componer la saetilla de la parte final el maestro se desplazó hasta Castilleja de la Cuesta, localidad en la que residía un saetero amigo suyo al que pidió que le cantara una saeta -en pleno verano- para transcribirla prodigiosamente a la partitura. La obra posee tal calidad armónica –prosigue Pastor- que no es de extrañar que Norberto Almandoz, de influyente opinión musical en Sevilla dada su condición de Director del Conservatorio Superior de Música, al escuchar la interpretación de esta marcha piropeara de esta forma al maestro Gámez Laserna: “Maestro, es Vd. el Rey de la Armonía, el Julio Romero de Torres de la música”. La marcha, solemne y de gran carga sinfónica, rompe tras la saetilla en el tutti fuerte en do mayor con la que concluye triunfalmente la obra.

Luego, ya retirado de su actividad profesional, vendrían nuevas e importantes piezas como “Nuestra Señora del Patrocinio” (1969) con su imponente trío, “Sevilla Cofradiera” (1972) que además de su envolvente armonía es un ejemplo de precisión hasta en su nominación, con exacta utilización del adjetivo y no del sustantivo adjetivado que se viene prodigando en los últimos tiempos, o “La Sagrada Cena” (1980), tras todas las cuales Gámez se ganó el prestigio y el reconocimiento de corporaciones nazarenas e innumerables compañeros de profesión y discípulos como José de la Vega o el propio Pedro Morales que en muchas ocasiones mostró su gratitud al maestro pues le había enseñado la armonía, el contrapunto y la fuga “como nadie”.

En definitiva, el talento de Gámez como instrumentador alcanza límites insospechados y en este sentido, Pastor destaca que “Cristo de la Sed” (1973) merece mención aparte por cuando destaca la creatividad en el desarrollo armónico y el empleo del contrapunto.

Don Pedro fallece el 25 de diciembre de 1987, habiéndose ganado el afecto y el respeto de todos cuantos le conocieron. Sus honras fúnebres se celebraron en la Basílica de la Macarena pues como no podía ser de otra manera llegó a ser un gran devoto de la Esperanza y por expreso deseo suyo la banda de Soria 9 interpretó “Pasa la Virgen Macarena”, en una entrañable paradoja de joviales compases para el consuelo de los presentes.

Felizmente, más de dos décadas después de su muerte, el legado de Gámez Laserna está plenamente vigente en el discurrir escénico de nuestras cofradías y es por ello por lo que se hace difícil pensar que el maestro nos dejara un día de Navidad cuando su personalidad está tan presente en la mecida de cientos de bambalinas y en el recuerdo de muchas frías madrugadas de aguardiente. Y es que a don Pedro no lo ha olvidado nadie y es por eso por lo que, como escribió Burgos, resucita cada primavera poniendo su música a esa Semana Santa eterna de la memoria. 

"Saeta Sevillana - El Cachorro"
Martes Santo de 2013
Miraflores Gibraljaire
Curva a calle Nueva

"Saeta Cordobesa"
Traslado extraordinario al Oratorio
de la Hermandad de las Penas
Banda de la Archicofradía de la Expiración
Curva de Fajardo a Compañía


"Nuestra Señora del Patrocinio"
Martes Santo de 2013
Miraflores Gibraljaire
Calle Pozos Dulces.



"Pasa la Virgen Macarena"
Martes Santo de 2013
Miraflores Gibraljaire
calle Granada-Plaza del Carbón
(a partir minuto 2.00)

"Sevilla cofradiera"
Concierto en la Parroquia del Carmen de Málaga
Maestro Tejera
Sevilla

"La Sagrada Cena"
Procesión extraordinaria 75 aniversario 
María Santísima del Rosario de Málaga
Maestro Tejera
Calle Strachan.




"María Santísima del Subterráneo"
La Esperanza Macarena en Santa Ángela
El Carmen de Salteras



"Pasa la Virgen Macarena"
La Esperanza Macarena entrando en la plaza de la Campana
El Carmen de Salteras

"Salve Regina Martyrum"
Ntra. Sra. Reina de los Mártires
La Oliva de Salteras
Córdoba


domingo, 22 de diciembre de 2013

LAS PENAS CON LA UTRERANA EN SU CONCIERTO DE NAVIDAD

En la tarde de ayer, una delegación de hermanos de la cofradía se desplazó a la localidad sevillana de Utrera para asistir al Concierto Navideño que ofreció la banda de música de la Asociación Musical Utrerana, dirigida por el maestro José Salazar, y que es la que D.M. nos acompañará el próximo Martes Santo tras el trono de María Santísima de las Penas. 

La AMU interpretó un fragmento de Cristo de la Agonía para dar la bienvenida a Utrera a la Hermandad
Sin duda vivimos momentos muy intensos junto a ellos, tanto durante el recital que se celebró en el hermoso Teatro municipal Enrique de la Cuadra (siglo XIX), como posteriormente en el ágape que se sirvió en el local de ensayo de la formación. 

De hecho, inesperadamente, nos vimos sorprendidos durante el concierto, pues la banda interrumpiendo el propio programa previsto, nos ofreció un pequeño fragmento de la marcha "Cristo de la Agonía" de D. Abel Moreno Gómez mientras que en el escenario aparecían imágenes de nuestra Hermandad por las calles de Málaga. Instantes, como decimos, profundamente emocionantes y los que no debemos sino agradecer sinceramente por lo que tienen de valiosos y que no suelen abundar en el mundo de las hermandades.

Por lo demás, ya en el local, pudimos compartir un rato agradable de charla con su director, diversos miembros de la banda como el trompetista Francisco Cano, viejo conocido en la ciudad, por marchas como "Al Cristo de los Gitanos" o el propio director de la Banda Sinfónica Municipal de Sevilla, Francisco Javier Gutiérrez Juan. 

En el local de ensayo junto a los maestros José Salazar y F. Javier Gutiérrez Juan

Así mismo, aprovechamos para ofrecerles un pequeño obsequio, un cuadro de la Virgen de las Penas, imagen que va a estar presente en los próximos ensayos de preparación de nuestra Estación de Penitencia junto con la Amargura de Jerez o la Virgen del Valle y la propia Amargura sevillana, testimonios gráficos que penden de unas paredes que guardan los secretos de la dilatada historia de una formación que va a cumplir 30 años. 

Ya falta menos para el Martes Santo. Gracias. 


jueves, 19 de diciembre de 2013

LA MÚSICA DE NUESTRA MADRE Y SEÑORA DE LAS PENAS (IX): La revolución de Manuel López Farfán

“...y la más sublime Estrella, iluminaste los cielos, que ocultaban en Iniesta...”.

Hemos analizado en anteriores entregas como en cualquier repertorio musical que se precie tras una Dolorosa bajo palio debe estar presente al menos una selección de esas marchas fúnebres tan cargadas de romanticismo y plenas de matices sinfónicos que debidas a autores como los Lucena, Juarranz, Montllor, y por supuesto, la saga de los Font, Gómez Zarzuela, o Beigbeder encumbraron el género entre finales del siglo XIX y las primeras décadas del XX, hasta erigirse en ese Alfa, la letra primera de un alfabeto musical indiscutible e indiscutido a las que solo el tiempo y el estudio se han encargado de ofrecerles un lugar de privilegio. Y si el alfa de dicho muestrario lo constituyen tales piezas, qué duda cabe que el Omega no puede ser otro que la obra del músico militar nacido en el sevillano barrio de San Bernardo, Don Manuel López Farfán (n. 1872 – 1944) por cuanto viene a cerrar el círculo, ser su última letra, -con más o menos matices y sin olvidar el trabajo de otros grandes compositores-, revolucionando e innovando la marcha procesional, rompiendo las líneas trágicas imperantes e introduciendo un cariz alegre, descarado, con una valentía sin parangón, hasta despertar sentimientos distintos, que afloran, bullen y se arraciman en torno a los movimientos rítmicos de los varales de un palio.

Sin duda, ese cambio al que aludimos se advierte en el llamado “bienio clave” pues entre 1924 y 1925, coincidiendo con su regreso a Sevilla para ponerse a cargo de la banda del Regimiento Soria número 9, Farfán compone dos marchas que por derecho propio también pasan a formar parte de esa antología musical de la Semana Santa, a saber: “Pasan los Campanilleros” y “La Estrella Sublime”.

Mateo Olaya nos ilustra al señalar que la osadía de Farfán al concebir la primera de ellas se revela en el impensable atrevimiento de sus compases, dotados de una inédita frescura, hasta donde se introduce incluso la toná de los Campanilleros con el concurso de una parte coral. Inmediatamente después se refuerza la tesis de este convencido desparpajo con “La Estrella Sublime” dedicada a la Hermandad de la Hiniesta que se concibe al año siguiente y que pasa a la historia como una de las más hermosas marchas alegres, “con un fuerte de bajos modélico”, una novedosísima introducción de cornetas siquiera ensayada hasta entonces por Beigbeder, un tema principal insuperable y una definida estructura que permanece vigente.

Podemos disfrutar de ambas marchas durante la estación penitencial de nuestra Hermandad e incluso en 2012, en calle Granada, se interpretó la versión coral de “Pasan los Campanilleros”, que está dedicada a la hermandad de las Siete Palabras, recreando así aquel Domingo de Ramos de 1924 en que la banda de Soria 9 la estrenó en la sevillana calle Sierpes tras el paso de palio de la Virgen del Socorro resultando un exitoso acontecimiento sin precedentes y que pocas veces se había vuelto a repetir.

Por lo demás, la obra de Farfán está muy presente en la salida procesional de nuestra Dolorosa y no sería justo reducir nuestro análisis exclusivamente a las marchas que actualmente conforman la cruceta puesto que en estos últimos años hemos venido contando con un gran número de ellas en una escogida alternancia.

Se trata en definitiva de poner en valor el hilo conductor de su obra, dinámica, rítmica, vibrante, que por otra parte conforma también el sentido del discurso musical de buena parte de nuestro repertorio. El deslumbrante trío de “El Refugio de María” (1921) en el que los clarinetes conducen una impresionante melodía llena de escalas y quintillos, acompañada por un logrado contrapunto imitativo que llevan los saxofones; el fragmento de ocarinas en la populosa “El Dulce Nombre” (1925); la logradísima “Nuestra Señora de la Palma” (1927) con el particularísimo papel de la percusión recreando efectos sonoros; el fuerte de bajos de “Nuestra Señora del Mayor Dolor” (1927) que se convertirá en recurso indispensable en la obra de Farfán; y el consabido efectismo, la saeta para violín y clarinete con tintes propios del nacionalismo musical en “La Esperanza de Triana” (1925). Todas ellas vertebran el acompañamiento musical de Nuestra Madre de las Penas desde ese otro punto de vista extrovertido y elocuente, en perfecta sintonía con el aspecto popular inherente a la Semana Santa andaluza, en esa asumida divergencia de sentimientos que se expresan en la paradoja del hecho fatal de la Pasión y Muerte del Señor que se adorna de bordados, luz refulgente y devociones incontenibles.

"Nuestra Señora de la Palma"
Martes Santo de 2009
Banda de Nuestra Señora de la Paz


"La Esperanza de Triana" 
a partir del minuto 4,40
Martes Santo de 2013
Miraflores Gibraljaire




Llegados a este punto, y para concluir, no debemos sino converger con el aserto que Olaya nos ofrece al resumir la importancia de este autor en la historia de la música procesional: Farfán supo captar fundamentalmente el carácter popular de la Semana Santa y, por tanto, dotó a sus marchas de un contenido hasta entonces inédito, plagada de vibrantes expresiones, protagonismo de cornetas, percusión y ritmos. Pero ojo, lo que se ha querido decir es que don Manuel López “popularizó” la marcha, no la vulgarizó. Importante matiz. Disfruten. 





"Nuestra Señora del Mayor Dolor"
Salida de la Virgen del Mayor Dolor 
Hermandad de la Carretería
Viernes Santo en Sevilla 2010



"El Refugio de María"
Concierto de La Oliva de Salteras


lunes, 9 de diciembre de 2013

BENDICIÓN Y EXPOSICIÓN DEL BELÉN DE LA HERMANDAD






El pásado sábado, vísperas de la Inmaculada, nuestro Director Espiritual, D. Federico Cortés, bendijo el Belén de la Cofradía que ha quedado instalado en las dependencias del museo de la Casa de Hermandad. Estará abierto en horario de mañana y tarde para que pueda ser visitado por todos durante estos días y hasta el fin de las fiestas navideñas.





sábado, 7 de diciembre de 2013

CULTOS Y ACTOS DEL MES DE DICIEMBRE

Por el Sr. Secretario de la Corporación se facilita el calendario de cultos de este mes de DICIEMBRE:

"Estimado hermano en el Señor:

En este mes de diciembre recordarte que celebramos la Misa del mes y las Vísperas de la Inmaculada oficiada por nuestro Director Espiritual y cura-párroco de los Santos Mártires el Muy Ilustre Rvdo. D. Federico Cortés Jiménez. Será el 7 de diciembre a las 18,30 h. en nuestro Oratorio Santa María Reina.

El mismo día  7 de diciembre se procederá a la inauguración y bendición del Belén 2013 de la Hermandad de las Penas que se ha dispuesto en la Sala de Tronos de la Casa de Hermandad. Estará expuesto para la visita de todos en horario de mañana y tarde.

El día 13 de diciembre tendrá lugar la Vigilia del turno IV "Virgen de las Penas", en nuestro Oratorio, a partir de las 20,30 h., pudiendo acudir todos los interesados que lo deseen.

El próximo sábado 14 de diciembre participaremos, en unión con la Asociación de Comercios de Andrés Pérez y entorno, y junto con la Cofradía de Viñeros, en un mercadillo que ocupará la calle Andrés Pérez, la Plaza del Pericón y la Plazuela Virgen de las Penas. Se pondrán a la venta todo tipo de objetos, piezas de anticuario y publicaciones cofrades. Se instalará un pequeño ambigú.

Ese mismo día, a las 14:00h, ya en pleno ambiente navideño, disfrutaremos en nuestra Casa de Hermandad de un "potaje de Pascua" y de buñuelos caseros, amenizado con una "zambomba" jerezana.

El día 28 de diciembre celebramos la Santa Misa en la Octava de Navidad a partir de las 20 horas en nuestro Oratorio, y en honor de San Juan Evangelista, Patrón de la juventud cofrade. Tras la celebración litúrgica celebraremos la tradicional Copa de Navidad, donde pasaremos una jornada de confraternidad en torno a la buena nueva del Nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo.

Esperamos tu grata presencia en todos los cultos y actos.

Recordarte que los números de la lotería de navidad son 12854 y 13851 y que puedes conseguir en la Casa de Hermandad en horario de lunes a viernes de 18,30 a 20,30 h. también puedes reservar llamando y dejando mensaje al 952603919."

martes, 3 de diciembre de 2013

VÍSPERAS DE LA INMACULADA



El próximo sábado, día siete de diciembre, celebraremos en nuestro Oratorio el rezo de vísperas de la Festividad de la Inmaculada Concepción y la habitual misa de hermandad.

La cita es a las 20:30 horas.

LA MÚSICA DE NUESTRA MADRE Y SEÑORA DE LAS PENAS (VIII): "Soleá, dame la mano" (M. Font de Anta - 1918)

Si alguien hubiera preguntado a Manuel Font de Anta con cual de las dos legendarias piezas que compondría en apenas un año se quedaría, probablemente habría respondido aquello de “que dedo de la mano me corto que no me duela”. En efecto, como ya analizamos con la colosal “Amarguras”, otra de las piezas que forma parte de ese ramillete de inmortales obras de la música procesional es sin duda “Soleá dame la Mano” pues no en vano, como bien ha afirmado el estudioso Mateo Olaya, se trata de “una obra de una envergadura tal, que no ha tenido apenas continuadores en la historia, por su propio carácter avanzado e innovador, y por su complejidad y altura artística.”

La marcha, al parecer, fue escrita en 1918, e instrumentada por su padre, Manuel Font Fernández, director entonces de la Banda Municipal de Sevilla. Existen controversias y distintas teorías sobre su dedicatoria, pero las partituras originales se encuentran extraviadas y resulta imposible dilucidar con exactitud este pequeño misterio. Mayoritariamente, la opinión especializada se ha inclinado por Manuel hijo como autor de la marcha. Sin embargo, los descendientes de José Font de Anta hicieron llegar a los medios de comunicación una copia del Registro de la Propiedad en la que consta que dicha obra fue registrada a su nombre a las 12:44 horas del 14 de julio de 1922, aportando tres copias de la obra, arrogándose por tanto esa autoría.

La Esperanza de Triana en la cárcel del Pópulo (Cofrades-Pasiónensevilla.tv)
En cualquier caso, sea como fuere, la dimensión de “Soleá, dame la mano” es incuestionable, tanto por su infinita calidad musical como por su profunda impregnación en el estrato cofradiero. Fusiona con maestría el nacionalismo imperante en la época, con el impresionismo, ya que el autor se maneja en ambos conceptos sin ambages pues usa elementos nacionalistas como la escala frigia andaluza (modo de mi mayorizado), tratados con técnicas impresionistas como la difuminación del ritmo binario principal, la armonía no clásica (necesaria por otra parte para poner en pié la influencia del flamenco que tiene) e incluso empastes extraños en la instrumentación

Por eso nos parece que la marcha como buena hija de su tiempo se erige en un gran documento artístico de una época musical rica y generosa en partituras formidables con la alargada sombra de Manuel de Falla siempre muy presente.

Según Olaya, si nos basamos en los comentarios de Francisco Javier Gutiérrez Juan, que ya estudió su estructura en su libro “La Forma Marcha” podríamos decir que “Soleá, dame la mano” parte de la forma minué ternario pero con modificaciones, sobre todo omitiendo repeticiones. Simplificando, la forma de “Soleá, dame la mano” es la siguiente: -Introducción, -Exposición, -Trío y -Reexposición. 


La marcha es profundamente descriptiva hasta verificarse que tras el paso de palio esta música deja de convertirse en un mero acompañamiento para fundirse con la evocadora estampa y lograr un efecto único. Quizás por eso Igor Stravinski dijera aquello de “estoy escuchando lo que veo y viendo lo que escucho” cuando durante su estancia en Sevilla en la Semana Santa de 1921 contemplara el paso de la Virgen del Refugio por la Puerta de la Carne al sonar esta marcha fúnebre.

Otra anécdota que deja bien a las claras la íntima relación de afecto de los sevillanos con esta marcha se produjo durante la Semana Santa de 2008. Tras el fallecimiento de Pepín Tristán, alma máter de la banda de Tejera, su hijo y director decidió que las seis hermandades que acompañaban (Virgen del Subterráneo, Virgen de los Dolores (Penas San Vicente), Virgen de los Dolores (Santa Cruz), Madre de Dios de la Palma, Virgen del Valle y Virgen de Montserrat) entraran en la Carrera Oficial con "Soleá dame la mano" en homenaje al maestro que lo disfrutó desde el cielo.

Así las cosas, si la marcha de por sí, musicalmente, encandila, no es menos emocionante el motivo que la inspiró. Hay que desplazarse mentalmente al Barrio del Arenal, en aquella segunda década del siglo XX y a la antigua cárcel del Pópulo (hoy calle Almansa) un Viernes Santo por la mañana. Entre el gentío, la Esperanza de Triana avanza hacia su barrio, recorriendo las últimas calles de Sevilla que la separan del puente. Tras unos gruesos muros y unas pocas ventanas con rejas se agolpan presos llenos de esperanza que esperan verla pasar. Pero la Virgen no pasa de largo, se vuelve hacia esos que imploran tras los hierros y se hace el silencio.

Con la Esperanza frente a ellos un preso que lloraba se arranca con una saeta que dijo:

"Soleá dame la mano, por la reja de la carse, que tengo muchos hermanos, huérfanos de padre y madre.”

En la edición original del guión aparece la siguiente dedicatoria: "A los desgraciados presos de la cárcel de Sevilla que, al cantarle saetas a la Virgen en Semana Santa, me hicieron concebir esta obra". Esto es, “Soleá dame la mano”, impresión en forma de marcha fúnebre. 



jueves, 28 de noviembre de 2013

LOTERÍA DE NAVIDAD



Recordamos a todos los hermanos que en las dependencias de la Hermandad se pueden adquirir participaciones de la Lotería de Navidad que juega la Cofradía. Cómo todos los años, los números a los que estamos abonados son:

13.851

12.854


Rogamos también a todos los hermanos que tengan que retirar su talonario para la venta se personen en la Casa de Hermandad.

domingo, 24 de noviembre de 2013

LA MÚSICA DE NUESTRA MADRE Y SEÑORA DE LAS PENAS (VII): El legado de Don Antonio Pantión Pérez

El nombre de Antonio Pantión resuena en el eco de la casa tal y como lo hacen los Juan Casielles, Jaime Solís, Jacinto Torres o los más recientes, Manuel Valera, Navarro Arteaga, Toledano o Raúl Berzosa. Y lo hacen por derecho propio por haber dejado unos y estar dejando los otros esos capitales posos de plenitud cofrade, firmes pilares sobre los que se viene construyendo la brillante historia de la Hermandad de las Penas. Por esta razón y no por otras, son nombres que al poner en nuestros labios se pronuncian con honra y satisfacción, con la admiración que les profesamos, como decimos, por haber puesto la cofradía, en las múltiples facetas abarcadas, en un lugar privilegiado.

En el ámbito musical, donde hay que señalar que contamos también con un rico patrimonio propio que no sólo se reduce a marchas de procesión, el nombre de Don Antonio Pantión Pérez destaca sobre los demás por ser el autor de la pieza que es su buque insignia por varias razones que no sólo atienden a su indudable calidad musical. En efecto, como veremos, Pantión compone en 1973 para la Hermandad, “María Santísima de las Penas”, fruto de los lazos que fraguan entre las cofradías homónimas de Málaga y Sevilla.

Daremos previamente unas pinceladas biográficas del autor y apuntaremos que nace en Sevilla el 1 de febrero de 1898 y muere en la misma ciudad, el 28 de noviembre de 1974. Comenzó su formación musical con su padre, Diego Pantión, continuando sus estudios en Madrid con Joaquín Turina, Conrado del Campo y Emilio Vega. Fue catedrático del Real Conservatorio Superior de Música de Sevilla y durante los muchos años que ocupó la cátedra instruyó a alumnos como Manuel Castillo, Arturo Pavón y José Romero. Muy querido por los sevillanos, le fueron tributados homenajes en el Conservatorio y en su propia hermandad de las Penas de San Vicente, a la que estuvo muy vinculado e incluso ayudó a refundar. En los anales de la hermandad del Lunes Santo quedará para siempre el recuerdo de la celebración de la misa funeral corpore in sepulto del maestro con la interpretación de su marcha Jesús de las Penas en el órgano de la Parroquia.

Pantión compuso coplas para los cultos de las hermandades de las Penas (1924) y del Silencio (1936), música de capilla para esta última, la Vera Cruz y la Soledad de San Buenaventura que interpretaba la capilla musical que dirigió durante más de treinta años. También se deben a su genio compositivo las zarzuelas “Los Cabezones”, “Irresponsables”, “El alma del cortijo” y “Macarena” e innumerables temas para las funciones de las “Galas Juveniles” que se celebraban en el desaparecido Teatro San Fernando.

En 1943, estudiando en el Conservatorio de Madrid le encargan la realización de composiciones para el noticiario español que con carácter oficial antecedía a las proyecciones cinematográficas, (NO-DO); dónde le encargan una pieza sombría y triste para poner música a unas noticias que describían hechos cuanto menos trágicos.

Pantión, consciente de lo creado, del empaque de la pieza, de la posibilidad de ubicar la obra como "marcha fúnebre"; decide retocarla y dedicarla a su Hermandad y Cofradía de nazarenos de Nuestro Padre Jesús de las Penas y María Santísima de los Dolores que previamente le habían encargado una marcha procesional, llegando hasta nosotros y quedando en la historia con el nombre de: "Jesús de las Penas" tocada a su titular por primera vez en la salida de 1959. Fue instrumentada, al parecer, por su compañero José Olmedo, y no porque Pantión no fuera un gran armonista sino porque como cuenta Gutiérrez Juan, el autor era víctima del momento y las dificultades que había para la edición de las obras, para las que había que contar con intermediarios e incluso con la modificación de éstas impuestas por terceros.

Por ello se dice, no sin razón, que la trayectoria musical de Pantión no fue siempre valorada y aunque llegó a componer una decena de marchas, algunas de ellas se han tocado hasta hace bien poco mutiladas en algunas partes y con un ritmo mucho más lento que el original, debido a las copias manuscritas en las que se difundían.

Respecto de Jesús de las Penas, aunque durante años han circulado por las bandas de música distintas versiones como la de Juan Olmedo, particellas de Música Moderna, o las escaneadas y que tienen el sello de la Esperanza de Triana, idénticas a las anteriores, al parecer ésta sí fue instrumentada por el mismo Pantión ya que en la final del Memorial Manuel Font de Anta fue interpretada la versión original que Gutiérrez Juan y Salazar revisaron y editaron. La partitura fue entregada al entonces hermano mayor de la hermandad de Las Penas, Santiago Herrero, y a José Manuel Tristán, director de la Banda del Maestro Tejera. Desde ese momento, todas las interpretaciones de Jesús de las Penas por esta banda han sido las de la versión original, sustituyendo la edición de Música Moderna de su repertorio por estos nuevos papeles.
Los cambios son sustancialmente en la instrumentación, así como la segunda repetición del trío que se mantiene en matiz piano, engrosando solo la instrumentación pero sin cambiar a forte.



Junto a “Jesús de las Penas”, que es otra obra cumbre de la Semana Santa, figuran en su repertorio las siguientes marchas procesionales para hermandades sevillanas, a saber: “Santísimo Cristo de las Siete Palabras” (1955), “Nuestra Señora de Montserrat” (1955), “Nuestra Señora de los Ángeles” (1960), “Nuestra Señora de Guadalupe” (1968), “Tus Dolores son mis Penas” (1970), “Esperanza Trinitaria” (1971), “Madre de Dios del Rosario” (1971), “Rosario de la Aurora” (1973) y “Nuestra Señora de la Cabeza” (1973). Allende las fronteras de Sevilla compuso dos piezas, amén de la malagueña, la marcha “Expirando en tu Rosario” (1974) para Córdoba titulada así por encargo de Fray Ricardo.

Actualmente, y en una decidida apuesta por recuperar progresivamente su legado, nuestra Virgen de las Penas ha venido contando en su repertorio con la mayoría de las piezas indicadas. De hecho, no conviene olvidar que hasta hace unos pocos años se venía interpretando también con asiduidad "Jesús de las Penas", composición que ha formado parte del alma musical de la Hermandad desde los años 70 y que no descartamos recuperar en breve.

Y llegados a este punto conviene dar rienda suelta a la emoción que siempre nos produce la rítmica “María Santísima de las Penas”, cuando al salir en su trono, se escuchan compases que proclaman la Realeza de María, tan llena de vigor de cielo, y que al igual le ocurre a nuestra hermana cofraternidad sevillana, con su marcha dedicada al Señor de las Penas, se sienta quizás como el hermoso broche musical de nuestra Estación Penitencial, protagonismo que comparte con Cristo de la Agonía de Abel Moreno.

La pieza, como decíamos, tiene un inmenso valor, tanto en lo musical como en su repercusión en la historia procesional malagueña ya que fue una de las primeras composiciones dedicadas ex-profeso a una Dolorosa en una época en que era una auténtica quimera que se diera esta circunstancia en la ciudad pues no en vano hasta años después, sobre todo a raíz de la jubilación de Perfecto Artola, no se generalizaría la gestación de marchas dedicadas a titulares de las distintas Hermandades de Pasión.


Como así se expone en diversas publicaciones de la Hermandad, se tiene contacto con D. Antonio Pantión como consecuencia de las diversas visitas correspondidas entre las cofradías sevillana y malagueña en el año 1972. Finalmente, y dado el estrecho vínculo creado, el compositor acabaría ingresando en la nómina de hermanos de la Corporación. A este efecto, uno de los adalides de aquél hermanamiento, nuestro recordado Jaime Solís le solicita a Pantión el envío de una copia de las partituras de la marcha “Jesús de las Penas”, la cual había sonado tantas veces a la salida de la hermandad por la banda que acompañaba a la Virgen de las Penas. De igual forma, desde la Secretaría de la hermandad hispalense, cuya titularidad correspondía entonces al conocido cofrade sevillano Juan Carrero, se remitieron las de la marcha “Tus Dolores, son mis Penas”, por expresa indicación del Sr. Pantión. Como no podía ser de otra forma, la altísima calidad de las piezas indicadas origina el encargo de la marcha “María Santísima de las Penas”.

Fechada el 16 de febrero de 1973, se recibe carta en la Hermandad de Don Antonio Pantión que se dirige a su entonces Hermano mayor, D. Nicolás Baranda, y en la que se hace saber que la marcha “(…) está sacada de papeles”, y que no la ha mandado ya “por quererla oír antes aquí en la banda del Regimiento (Soria 9), por si tuviera que hacer alguna reforma, en la instrumentación, que creo que no”. Igualmente nos informa que la Banda del Regimiento “(…) Con las fiestas de los pueblos de estos meses he tenido varias salidas. (…) A primeros de octubre la oiré y les mandaré el material”. Por último manda recuerdos a “(…) los amigos de la Hermandad”.

Realmente “María Santísima de las Penas” es una marcha simple y sencilla, pero no exenta de una particular y sugerente belleza. Según Salvador Vázquez para El Cabildo, la pieza obedece a una forma ternaria, A-B-A, cuyo tema principal tiene varias particularidades que nos lleva a identificar varios subtemas con algún cambio de instrumentación. Podemos destacar este principal o tema A por ser, sin duda, sencillo pero muy vibrante y pegadizo conformado por 8 compases en la tonalidad de Do mayor. En la sección B o Trío se produce un cambio de carácter o contraste y está formado por una melodía con un sencillo acompañamiento formulado por tubas y trombones encontrándose el tema en el centro de Fa mayor. Tras la repetición de B con ampliación de la instrumentación, el autor reexpone el tema A para concluir la marcha.

De “Tus Dolores, son mis Penas” destacaremos, como hacen en Patrimonio Musical, su gran capacidad expresiva, a partir de la forma tan simple de exponer los sucesivos temas en todos sus elementos. La música fluye sola, con una sencillez, dulzura y solemnidad impecables. Además, y nuevamente, como seña de identidad de Pantión, destacaremos su forma: el típico rondó en 5 partes (introducción)-A-B-A-C-A. Fue escrita en 1970 tras la insistente petición de una camarera que le demandaba una pieza para la Virgen que equilibrara el éxito cosechado por la del Señor.

En los siguientes VIDEOS les mostramos la interpretación de esta pieza tras el Cristo de la Agonía en su traslado desde San Julián al Oratorio en 2008 y en la recogida de la Hermandad de las Penas de San Vicente.





Con “Nuestra Señora de Guadalupe”, un activo exponente del acervo musical alegre que se interpreta tras la Virgen de las Penas, se proyecta nuevamente una clara forma rondó (A-B-A-C-A), donde A es una introducción fuerte en Re Mayor, con energía y un interesante juego de las maderas por medio de terceras (la introducción de la obra es combinación de las notas si-re-fa-la) que aporta dinamismo. Una vez acabado este largo pasaje, el fragmento B , el “fuerte de bajos” corto, para variar el discurso musical y volver al tema A, tras el cual modula a Sol Mayor para enlazar con el “trío” o fragmento C, con una melodía muy sencilla, suave, tras la cual se repite en fuerte de forma triunfal, para volver al tema A y esas llamadas de los metales para concluir la marcha.

En la pasada Semana Santa sonó esta marcha en la Alameda Principal y en el video que a continuación enlazamos se puede escuchar un fragmento.


Esta marcha, que está dedicada a la dolorosa del mismo nombre de la Hermandad de las Aguas de Sevilla, se estrenó curiosamente con motivo de la primera salida bajo palio de la imagen cuya autoría se debía al entonces jovencísimo imaginero Luis Álvarez Duarte. La pieza se grabó brillantemente con cornetas en el disco “Mektub: estaba escrito” de la banda de la Oliva de Salteras.

“Esperanza Trinitaria”, afortunadamente, se toca con mayor asiduidad en la actualidad.  Pantión aseguraba que era su obra predilecta pues no en vano rezuma un buen gusto magistralmente combinado con la habitual sencillez estructural. El guión original para piano de esta marcha, que -como el resto de obras del maestro Pantión- es custodiado en el archivo histórico de la hermandad de Las Penas, está fechado el 14 de marzo de 1971 y, paradójicamente, viene titulado como “Esperanza Trinidad”. Sabemos que la banda de la Expiración de Málaga tocó esta marcha con papeles de corneta hace unos años, como probablemente lo hacía la Cruz Roja, sin embargo, la versión habitualmente interpretada prescinde de este acompañamiento.

La cofradía ha recuperado esta pieza y se interpretó, como puede verse en el siguiente vídeo, en Puerta del Mar


Por su parte, “Nuestra Señora de Montserrat”, compuesta en 1955 (mismo año en que Lerate obró su celebérrima pieza para el Dulce Nombre), es a diferencia de las anteriores, fúnebre. Sin embargo, este cambio de registro no es óbice para que el maestro sevillano siga siendo fiel a su concepto de marcha con sencilla estructura concebida a modo de repeticiones, pues de nuevo se adivina, como así afirma Mateo Olaya, el modo rondó, donde un tema fundamental sirve de hilo conductor de toda la obra a través de la alternancia de otros temas secundarios que indefectiblemente siempre desembocan en el principal. En este caso, el tema fundamental se caracteriza por una frase lúgubre de las maderas sobre un fondo armónica y rítmicamente sencillo. El resto de temas permiten que la melodía gire de forma suave y progresiva sobre diversos registros.

La banda Sinfónica de la Trinidad de nuestra ciudad fue, por cierto, la primera en editar fonográficamente esta pieza en 2006. Así mismo, fue recuperada para Sevilla por Julián Cerdán, hecho que les reproducimos a continuación


Soria 9 (1971) sin dacapo y Oliva (2005) con dacapo fueron las bandas que primeramente testimoniaron la brillantez de “Santísimo Cristo de las Siete Palabras”. También la ha grabado la Municipal de coria del Río Esta soberbia pieza, que quizás ande a medio camino entre las fúnebres y las piezas más rítmicas de Pantión, se entronca en el modelo habitual de la estructura A B A C A y Coda junto con Tus Dolores son mis Penas. Ha sido una marcha cuya interpretación ha sido casi anecdótica hasta hace pocos años. En Málaga consta,  al menos, su incorporación al repertorio de la banda de la Archicofradía del Paso y la Esperanza. Igualmente, el año pasado, fue interpretada hasta en dos ocasiones por la banda de Miraflores tras el palio de la Virgen de las Penas. En el siguiente vídeo le ofrecemos su interpretación, ya de vuelta, en la maniobra para acceder de Carretería a Arco de la Cabeza a través de la calle Andrés Pérez:

sábado, 16 de noviembre de 2013

LA MÚSICA DE NUESTRA MADRE Y SEÑORA DE LAS PENAS (VI): "Virgen del Valle" (Vicente Gómez-Zarzuela y Pérez - 1897)

"Marchitas caigan las flores/ y apague su luz el día,/ que está llorando María/ el dolor de los dolores"

(Letra de los hermanos Joaquín y Serafín Álvarez Quintero a la pieza “Marchitas” dedicada por Gómez Zarzuela a su Hermandad del Valle.)

Partituras y de fondo el altar de cultos de la Virgen del Valle
Decíamos en una entrada anterior que la hegemonía en el terreno de las marchas procesionales, especialmente en las de corte fúnebre, la compartían muy probablemente Amarguras, compuesta por Manuel Font de Anta, y Virgen del Valle, debida en este caso a la mano de Vicente Gómez-Zarzuela quien compusiera esta portentosa obra en memoria de su amigo Alberto Barrau, ahogado en un desgraciado accidente en el río Guadalquivir.

Y como bien decíamos, marchas como ésta han superado inimaginables cotas de aceptación, amén de por su indudable calidad, por su capacidad para impregnarse en todas las capas y poros de la celebración pasionista, hasta erigirse en verdaderos elementos nucleares que determinan su razón de ser, como obras de arte puestas a su servicio, de la misma forma en que ya no puede entenderse la Semana Santa sin ellas, como sin la presencia de nazarenos con capirotes cónicos, Dolorosas bajo palios de doce varales o cortejos iniciados por la sempiterna imagen de la cruz de guía escoltada con faroles.

“Virgen del Valle” forma parte de ese muy exclusivo grupo de piezas a las que el pueblo español ha reconocido el honor de conformar la banda sonora misma de los días santos. De hecho, poco importan cuales sean las coordenadas geográficas de la celebración o el corte serio o jubiloso de una Hermandad, puesto que en mayor o menor medida el cofrade siempre ha sido consciente de que poner una marcha como esta no es sino ser absolutamente preciso en la elección de la música para acompasar el Dolor de la Virgen durante el trasunto de la Pasión y Muerte de su Hijo.

En el aspecto biográfico podemos señalar que Vicente Gómez-Zarzuela y Pérez nació el día 27 de octubre de 1870 en Sevilla, concretamente en la calle de las Palmas número 64, hoy calle Jesús del Gran Poder y cursó estudios de violín en la academia de música "Asilo de la Mendicidad de San Fernando", hoy Banda Municipal de Música de Sevilla. Entre sus maestros destacan don Antonio Palatín y don Manuel Font y Fernández de la Herranz. Don Vicente no sólo compuso música religiosa sino que también hizo lo propio con la música profana. Destacan obras como "El santo de la Isidra", "La Zarzuela" o "El Peregrino".

Sin embargo, a Gómez-Zarzuela por lo que más se le conoce es por su música religiosa, por su vinculación con la Hermandad del Valle donde ocupó determinados puestos, y destacó como músico. A su Archicofradía dedicó innumerables y bellas composiciones musicales que bien destaca don José Manuel Delgado en el libro que publicó la Hermandad con motivo del centenario de la marcha Virgen del Valle. Entre ellas están, la colaboración en el aspecto musical de la copla "Oración" (1917) más conocida como el "Marchitas" y donde los hermanos Serafín y Joaquín Álvarez Quintero pusieron letra.

Siguen composiciones (casi todas ellas para solistas, coro y orquesta) como "Alabado", "Angelus Dómini", "Dios te salve, María" con letra de Aurora Murciano, "Ave María", "Himno a la Virgen del Valle" cuyo texto es el Stabat Mater en español, tres "Stabat Mater", dos "Tantum ego", la obra para cuarteto de cuerda "Evocación: Meditación para cuerda", tres motetes al Cristo de la Coronación, Misa en Mi bemol interpretada en la Función Principal donde son muy esperados sus "Kyries", y por último la "Marcha Fúnebre" o "Marcha Lenta" más conocida como "Virgen del Valle" (1898), obra por la que es más conocido su autor.

En efecto, como indican en la especializada web Patrimonio Musical, el compositor quiso rendir homenaje a Barrau con esta marcha fúnebre en la que recupera algunas líneas melódicas inspiradas en las coplas que el propio amigo interpretaba como tenor en los cultos de la Hermandad del Valle. La tituló "Marcha Lenta" y se estrenó al parecer el 15 de abril de 1897, es decir, un año antes de lo que usualmente se había pensado, pues no en vano hay quien sostiene que se estrenó el Jueves Santo de 1898. En un principio estaba concebida para interpretarse a piano, hasta que Manuel Font Fernández de la Herranz, padre de los Font de Anta y maestro del propio Gómez-Zarzuela la instrumentó magistralmente, probablemente completándola, arreglándola, enriqueciendo su armonía. Con el tiempo esta composición adquirió el nombre de "Virgen del Valle" con el que ha sido conocida hasta nuestros días.


Pues bien, dicho esto llegó la hora de ponérnosla delante y dejarnos llevar por la dulzura exquisita de una pieza que arrebatadoramente fluye y se desangra como el desconsuelo infinito de la Virgen.

En este sentido, Barros Jódar realiza una exégesis técnica de la composición en la misma web y se nos hace sencillo seguirla, aún en nuestra condición de legos en la materia, en la medida en que la memoria rápidamente nos va poniendo la marcha en los labios.

Primero, como no podía ser de otra manera, identificamos su paradigmática introducción, construida como un diálogo entre los metales graves (melodía descendente) y la madera, indicado "piano", y rematado con un acorde "fortissimo" de toda la banda, esquema que se repite en sucesivas modulaciones. Tres acordes "fortissimo" sobre la tónica y la dominante de do menor (tonalidad definitiva de la obra) nos lleva al inicio de la primera sección.

A continuación, con una dulzura exquisita fluye un primer tema caracterizado por un suave cromatismo y el rítmico acompañamiento.

Sigue trascendiendo la partitura y ponemos nombre técnico a ese pasaje en que un crescendo intensísimo conduce a la reexposición del primer tema en "fortissimo", que concluye con un acorde seco similar a los de la introducción.

El segundo tema, continúa Barros Jódar, refleja una atmósfera más sosegada, casi optimista, pero, tras un crescendo da paso a un tercer tema de un extraordinario dramatismo, especialmente hacia el final, cuando, la melodía es reforzada por una secuencia de acordes en corcheas a través de sucesivas modulaciones, hasta culminar nuevamente en un poderoso acorde.

Tras esto, destaca un impresionante "pianissimo" y da paso a una breve e intensísima coda a cargo de los clarinetes y saxos en sus registros más sombríos.


Por lo demás, hay que decir que la marcha también ha pasado a la historia de las cofradías, en este caso en el registro de los testimonios sonoros, por la versión magistral de orquesta que realizó Antón García Abril para su interpretación por The London Philarmonic y que forma parte de la banda sonora de la película Semana Santa dirigida por Manuel Gutiérrez Aragón y producida por Juan Lebrón.

Concluyendo así nuestro análisis sobre la contextualización y la dimensión de "Virgen del Valle", debemos insistir en que aunque a lo largo de la historia de la música procesional no han faltado autores consagrados y marchas geniales, así como tampoco criterios y variedad en los gustos personales para poner unos u otros, cuando hablamos de la marcha de Gómez-Zarzuela, lo hacemos realmente de un ingrediente primario en la cocción de la religiosidad popular, una piedra angular de la Semana Santa que cada año aguarda en los altares de insignias y envejece con los hilos oscurecidos de los bordados de un manto, de la misma forma en que cuando suena en la esquina de un itinerario de vuelta, la marcha se alía con el espectador, envolviéndolo, hasta el punto de hacerle comprender el significado de lo que está viendo.


I CICLO DE MÚSICA PROCESIONAL
Hermandad de las Penas de Málaga
Oratorio de Santa María Reina
Banda Municipal de Málaga
Febrero de 2009.
Málaga 

ORQUESTA SINFÓNICA DE CÓRDOBA
Concierto Extraordinario de Cuaresma 2011
Gran Teatro
Dirige Claudio Gómez Calado
Córdoba 

jueves, 14 de noviembre de 2013

LA MÚSICA DE NUESTRA MADRE Y SEÑORA DE LAS PENAS (V): Luis Lerate, armonía y sencillez al servicio de la belleza

Cuando ponemos sobre la mesa de una tertulia cofrade el nombre de Luis Lerate Santaella (Sevilla. 1910-1994) es de los que rápidamente asociamos al de una marcha procesional, y pasa lo mismo que con autores como Gómez Zarzuela con su Virgen del Valle,  cuyas extensas trayectorias se han visto injustamente eclipsadas por la infinita dimensión de alguna de sus obras.

En efecto, “María Santísima del Dulce Nombre” (1955) o Dulce Nombre, a secas, como es conocida en los ambientes cofrades, es la bandera de la obra procesional, corta, todo hay que decirlo, de este prestigioso violinista y compositor que estudió en Madrid y París antes de ganar la plaza de la cátedra de Música de Cámara del Conservatorio Superior de Sevilla de la que fue titular hasta 1980, año en que se jubiló.

Paralelamente a su labor de profesor en el Conservatorio de Música, Lerate también desempeñó tareas docentes en otros centros educativos. Así, durante los cursos académicos 1938-41 ejerció como ayudante de clases prácticas de Música del Instituto Nacional de Segunda Enseñanza San Isidoro de Sevilla, siendo Director de Coros de dicho centro entre los años 1960 y 1963. En 1942 fue nombrado con carácter interino profesor de la Cátedra de Violín del Hogar de San Fernando, dependiente del Ayuntamiento de Sevilla, ocupando esta plaza en propiedad en virtud de oposiciones libres celebradas en 1946. Y en 1956 fue nombrado profesor titular de Música de la Universidad Laboral de Sevilla mediante concurso nacional de méritos.

Sólo cinco marchas compuso este sevillano y dos de ellas forman  parte por derecho propio de la cruceta de la Virgen de las Penas, ya que además de Dulce Nombre también se interpreta la hermosísima y desconocida “Nuestra Señora de las Mercedes” (1957), inédita, que sepamos, tanto en el discurrir habitual de la Dolorosa del barrio del Tiro de Línea por las calles de Sevilla como el de las cofradías penitenciales malagueñas. Las otras tres son Cristo del Buen Fín (1948),  Cristo del Mayor Dolor (1989) y Jesús Ante Anás (1992).

Sin embargo al exiguo curriculum procesional hay que añadir un profuso legado compositivo ya que escribió más de 100 obras de distintos géneros musicales: sinfónico, de cámara, polifónico, religioso, popular, etc., así como armonizaciones e instrumentaciones para diversos instrumentos solistas, agrupaciones de cámara y orquestas.

En el año 1961, ganó el «premio de composición José María Izquierdo» del Ateneo de Sevilla por su obra "Fantasía" para violín y piano.

También son destacables sus publicaciones educativas pues realizó diversas obras pedagógicas en materia de solfeo y violin.

Dulce Nombre forma parte, como decimos, de ese privilegiado catálogo de marchas que conforma la mejor Antología de la historia musical de la Semana Santa. Con Dulce Nombre hay pocas dudas, o mejor dicho, las ha disipado todas franqueando con el paso del tiempo esa cruel frontera de los gustos, opiniones o modas que se van sucediendo.

Rodríguez Lagomazzini en Patrimonio Musical calibra la dimensión de la obra como «una de las más bellas partituras dedicadas a una dolorosa sevillana». Su esquema simple y conciso combinado con el empleo de hermosas melodías y una rica armonía hacen ser a esta marcha una de las más queridas entre el público cofrade.

Figura en la partitura original la fecha «agosto de 1955» y así lo ha corroborado la hermana del autor, Doña María Teresa Lerate que aclara que la pieza fue estrenada en la Semana Santa del año siguiente.

Quien haya escuchado concienzudamente esta marcha convendrá con el que esto escribe en que su estructura sencilla a modo de preguntas y respuestas fortissimo-pianissimo, no deja de propiciar sin embargo un insinuante pasaje cual es el Tema B o trío de la marcha introducido por el redoble de caja y bombo crescendo que cae directamente, y que según Rodríguez Lagomazzini, se basa en la armonía andaluza y que, a su vez, resulta muy efectista.

¿Quien con este trío no ha cerrado alguna vez los ojos y se ha trasladado a una esquina encalada iluminada por una candelería encendida y ha puesto cara de Dolorosa a ese súbito sueño de los despiertos?

Diversos autores han destacado la magnífica grabación que realizó la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla de esta pieza poniéndola definitivamente en valor.


Por su parte, en una línea no muy diferente de serenidad y belleza sutil anda “Nuestra Señora de las Mercedes”, pieza que el autor donaría previa petición de su hermano Antonio ya que fue éste el primer hermano mayor de la cofradía de Santa Genoveva entre 1956 y 1962 encabezando aquella histórica junta de gobierno que se encargó de redactar las reglas corporativas, terminar el paso del Cristo y, en definitiva, poner a la hermandad en la calle.


La marcha para Santa Genoveva, como decimos, llega tan sólo un año después de la fundación de la novísima cofradía del Tiro de Línea, y se erige en una delicada pieza procesional de gran valor, en la que se combinan la sencillez con la exquisita y delicada solemnidad.

Destaca un impetuoso y misterioso comienzo que da lugar al primer tema en fuerte, la impresionante escala que conduce a la repetición del primer tema, y cómo no, un trío exquisito, vaporoso, de los que marcan época.

Parece que el propio autor en 1981 modificó la marcha para la Banda Municipal de Sevilla.

En la pasada Semana Santa de 2013, la banda de Miraflores interpretó por primera vez esta pieza tras salir la Virgen de las Penas de la Catedral una vez que el trono buscaba la calle San Agustín junto a la fachada del Hospital Gálvez. 
 


“MARÍA SANTÍSIMA DEL DULCE NOMBRE”
Versión de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla


“NUESTRA SEÑORA DE LAS MERCEDES”
Paso de Palio de Nuestra Señora de las Lágrimas
Hermandad de la Vera Cruz
Calle San Juan
Acompaña la Unión Musical Astigitana
Jueves Santo de 2013
JEREZ

martes, 12 de noviembre de 2013

LA MÚSICA DE NUESTRA MADRE Y SEÑORA DE LAS PENAS (IV): La marcha de Javier Alonso.

Quizás un tanto eclipsada injustamente por la omnipresente marcha de Antonio Pantión, ahí está, como agazapada, siempre presta a despuntar en cualquier esquina de nuestro itinerario, esta rutilante pieza que hace ya algún tiempo compusiera el madrileño afincado en Sevilla, Francisco Javier Alonso Delgado para la Virgen de las Penas merced al encargo que nuestro hermano D. Enrique Salvo Rabasco le hiciera para donarla a la Cofradía.

Alonso Delgado que toca el piano desde los nueve años, se declara, como algunos otros grandes compositores que por avatares del destino fueron a parar a Sevilla, un cofrade tardío, y también, porque las cosas vienen como vienen, músico antes que amante de la Semana Santa.

Realiza sus estudios musicales en el Conservatorio Superior de Música de Madrid y se titula en las especialidades de Piano y de Solfeo, Teoría de la Música, Repentización y Acompañamiento. Igualmente, ha realizado cursos de especialización, entre otros, con maestros de la talla de Carles Guinovart, Humberto Quagliata, Monique Dechausses, Josep Colom, Enrique Blanco, Antón García Abril, Brenno Ambrosini y David Kuyken.

Aunque ya había tenido contactos con la Semana Santa de Madrid y con la de algunas otras ciudades castellanas, un año se decidió a conocer la de Sevilla y desde entonces, confiesa, no ha faltado ningún año. No en vano, tras contraer matrimonio, desde el verano de 2002, fija su domicilio en Sevilla y es cuando tiene ocasión de comenzar a empaparse de la realidad músico-procesional andaluza.

En efecto, de la mano de Ángel Alcaide (director de la extinta banda de la Esperanza de Triana) se hace hermano de distintas cofradías y se enrola en esta banda trianera hasta su desaparición lo que le permite conocer desde dentro el mundillo de las bandas de Sevilla. De hecho Alcaide propiciaría meses antes el que lo cofrade quedase unido para siempre a la vocación musical de Alonso pues sería a finales de 2001 cuando compondría su primera marcha procesional, la abrumadora “Madre de Dios de la Palma”.

Y es precisamente en esos compases finales de 2001 cuando nuestro hermano Enrique Salvo le encarga la marcha “Pasa la Virgen de las Penas”, la que no podría finalizar, como el mismo aclara, hasta que se asienta definitivamente en Sevilla en 2002. La marcha debía tener varias condiciones: que fuera alegre, con cornetas y de una duración que no excediera los tres minutos a fin de que el trono pudiera estar en movimiento durante toda la marcha.

El sábado 15 de febrero de 2003 recibimos en las dependencias de San Julián al compositor para la entrega formal de la obra compuesta en presencia de un emocionado donante y una representación de la junta de gobierno encabezada por su Hermano Mayor. La pieza hubo de estrenarse en la tarde del Martes Santo de ese año aunque la cofradía no pudo efectuar estación de penitencia debido a la lluvia.



Es precisamente esta composición la que le abrirá las puertas de nuestra ciudad pues no en vano, Juan Jurado, director de la banda de la Paz, tras asimilar la brillantez de la marcha de la cofradía de las Penas, le encargará posteriormente una para la Sangre que se tituló “Consolación y Lágrimas”. Luego vendrían piezas para el Monte Calvario y la Salud, entre otras.

Alonso ha dejado por el momento, además de las indicadas, piezas de muy alto valor como “Cincuentenario” dedicada a la hermandad de la Amargura de Sevilla en 2004, “Llena Eres de Gracia” dedicada a los Javieres o “Virgen Macarena” habitual también en el repertorio de la banda del Carmen de Salteras.

De todas ellas se infiere la preocupación del músico por interiorizar la forma marcha del que se revela como un eterno aprendiz. Quizás lo que más le identifique, según sus propias palabras, es que no sea andaluz y provenga de una formación clásica, aún tomando conciencia de lo que en este ciertamente encorsetado género se puede hacer y lo que no.

Dicho esto, la música de Alonso busca ser directa y penetrar en el público, aún sin renunciar a la posibilidad de introducir matices originales, pequeños rasgos que la diferencie de otras, aspectos formales poco habituales en el género (sextas napolitanas, acordes de séptima disminuida, acordes de novena sin preparación, flexiones, uso de dominantes secundarias, etc.).

Con esta marcha, Alonso consigue recrear fielmente el alborozado ambiente de una tarde de Martes Santo y nos evoca inmediatamente a esos instantes en que la Virgen de las Penas va ganando con gallardía los primeros metros de su Estación penitencial: la estampa perfumada de la Virgen con su manto, el vaivén de sus bambalinas, los aplausos que se cruzan con Ella en las esquinas, los rayos de sol que se ensartan en el crisol de su paso. Todo ello fluye con total naturalidad en esta pieza que se despliega de forma breve y precisa, y de paso, pone en valor la contrastada diversidad de un repertorio, que con suma espontaneidad,  combina el corte jubiloso con la sobriedad de las piezas más solemnes.

Son probablemente “Pasa la Virgen de las Penas” y Francisco Javier Alonso Delgado, en el décimo aniversario de tan feliz concomitancia, dignos exponentes de la mejor y más cualificada expresión de la música procesional contemporánea, digna sucesora de esa otra que nos dejaran los grandes maestros del pasado. Así que comencemos de una vez por todas a darle su sitio, sin rubor alguno, en ese mismo plano en que campa a sus anchas, por ejemplo, la marcha de Pantión.