lunes, 13 de mayo de 2013

LAS PENAS VIVE UNA INOLVIDABLE NOCHE EN BLANCO


Aspecto del Oratorio durante la intervención del cuarteto. Julio Bravo.
«ANIMACIÓN EN LA CIUDAD»
Relataban las crónicas locales de ayer domingo que lo mejor de La Noche en Blanco había sido la animación de la ciudad. Y es que la propuesta cultural que arrancaba al atardecer en múltiples lugares del centro histórico volvió a congregar a cientos de personas dispuestas a vivir intensamente las distintas citas que la noche del sábado fue deparando, y que se desarrollaron hasta bien entrada la madrugada.

Inmersa desde hace algunos años en esta atractiva vorágine, la Hermandad de las Penas volvió a abrir sus puertas de par en par y descubrió los muchos detalles de su acervo patrimonial, despertando la curiosidad de los muchos conciudadanos que se acercaron a nuestras dependencias para admirar todo lo que esta Institución ha ido atesorando con el paso de los años, y que de algún modo, forma parte ya también del capital sentimental de la ciudad. En efecto, Las Penas dejando una vez más el listón muy alto.

«LOS ARTISTAS MALACITANOS EN LAS PENAS: CENTRO DE LA MUESTRA»
Al filo de las ocho de la tarde, se inauguró la Exposición «Artistas Malacitanos en Las Penas» y en ese breve acto estuvieron presentes los creadores que gentilmente cedieron algunos de sus trabajos para esta cita. Fue el pistoletazo de salida para una larga noche de runrún y trasiego de personas por las distintas salas acondicionadas para la ocasión.

Bocetos en barro de Ruiz Montes, en la Sala de Cabildos
La entrada a la muestra se dispuso por la puerta principal del Oratorio de Santa María Reina, presidido en el Altar por María Santísima de las Penas acompañada por San Juan, a pocos días de volver a ser centro de nuestras plegarias en los cultos de la Realeza. Rodeando su perímetro, los visitantes pudieron admirar los trazos arquitectónicos del Templo, jalonados por sus detalles artísticos, fundamentalmente las pinturas de Raúl Berzosa, tanto las murales como los cuadros de la Galería de los Triunfos, y cómo no, el detalle aún en papel del proyecto definitivo del techo y los lunetos. También estuvo al alcance visual de todos, el soberbio Tabernáculo, trabajo de talla realizado por Manolo Toledano y, a la izquierda, el Santísimo Cristo de la Agonía, al que muchos visitantes, como viviendo un amor secreto, aprovecharon para depositar ese beso furtivo en sus pies, entre ellos los componentes de la banda de la Esperanza que habían tenido una actuación en San Julián. Detalle que quedará para la historia íntima, la más hermosa, de la Hermandad.

Nuestro querido Pepe Fernández Puyet, artífice del evento, destacó la intervención del Cuarteto Brío, que desgranó un memorable concierto de música clásica y piezas sacras. 

«EL TRONO DEL SEÑOR DESPERTÓ MUCHAS ADMIRACIONES»
El paso del Señor junto a trabajos de cerámica y bordados
La visita continuaba por la Sala del Tesoro cuyo protagonismo central lo acaparó precisamente el paso del Señor, cuyo minucioso trabajo de talla -tan propio de la obra de Antonio Martín- pudo ser admirado con ese detenimiento que habitualmente no permite el tumultuoso desfile procesional del Martes Santo. Rodeándolo, abarcando las paredes, ya adaptadas a un uso museístico con una agradable tonalidad roja, se dispusieron distintos trabajos de bordado realizados por Manuel Mendoza y Salvador Aguilar, así como varias obras cerámicas de nuestra hermana Charo Castillo.

Una flecha hacia las escaleras les indicaba a los curiosos por donde proseguir el itinerario, y ya en ese comedido ascenso, comenzaron a advertir los atractivos sonidos que provenían de la primera planta. Toques de campana, marchas procesionales, bullicio… Fue una sorpresa para muchos encontrarse con el envolvente ambiente creado en torno a una pantalla donde se proyectaba la salida procesional de la Hermandad. Alguno hasta se la tragó entera.

El acceso al Coro del templo causó asombro a otros muchos que se percataron del minucioso trabajo de las vidrieras de Antonio Salgado y de algunos enseres de la Hermandad dispuestos como la Cruz de Guía, los faroles de Villarreal, y el Senatus, cuyo paño fue obra de Leopoldo Padilla, enriquecido posteriormente por el propio Mendoza.
«HUBO QUIEN TUITEÓ SUS SENSACIONES AL CONTEMPLAR EL PATRIMONIO»
Presea en oro de ley, obra de Manuel Valera
Ya en la Sala de Cabildos, otro eje fundamental de la exposición, hubo quien no dejó escapar la ocasión de tuitear rápidamente ese particular goce visual al contemplar las casullas que forman parte de nuestro patrimonio litúrgico, la corona de oro de ley que diseñara Fernando Prini y realizara Manuel Valera, el terno bordado de San Juan, el puñal o la colección de sayas de la Virgen de las Penas. Pero no podemos olvidarnos de las imponentes aportaciones artísticas de Toledano o Ruiz Montes. Y es que para la ocasión vieron la luz los bocetos en barro de los Atlantes de los laterales del excepcional trono del Santísimo Cristo de la Redención, así como tres piezas que reflejaban el progreso –no siempre valorado- de un trabajo de talla, hasta convertirse en un detalle ya dorado de la crestería del trono del Nazareno del Perdón de Nueva Málaga.
Trabajo de talla de Manuel Toledano

Para concluir la visita, como no podía ser de otra manera, la cofradía ofreció a todo el que quiso, un servicio de bar en la terraza, y no fueron pocos los que llegaron hasta la última planta, ávidos de un tentempié para reponer fuerzas y comentar lo mucho y bueno que se pudo admirar. Y al final, ocurrió lo que pasa en estos casos, que lo que iba a ser una paradita en el camino se convirtió en una prolongada velada en la que fluyó el buen ambiente, la distensión y la cálida convivencia bajo la agradable noche malagueña. 
La Sala de Cabildos durante la Exposición