miércoles, 15 de mayo de 2013

BERZOSA FRENTE A SU GRAN DESAFÍO



El pasado sábado, con motivo de La Noche en Blanco, tuvimos la ocasión de presentar el boceto definitivo del techo del Oratorio de Santa María Reina, cuya descripción, no obstante, tuvimos ya la ocasión de adelantar en nuestro Anuario presentado la pasada Cuaresma.

Pues bien, el autor, nuestro hermano y pintor D. Raúl Berzosa Fernández (Málaga-1979), sin duda, se encuentra ante uno de los más hermosos, pero también más exigentes desafíos de su corta, aunque indiscutiblemente, consolidada trayectoria. Se trata de culminar todo el conjunto pictórico del Templo de la Hermandad, el que iniciara en 2008, aunque para ser justos dicha terminación no debiera entenderse sólo en términos materiales, sino que el hecho de su ejecución, además, supondrá la consumación del discurso iconográfico planteado inicialmente y que se ha ido concretando por partes. 

Berzosa tiene ante sí el reto de plasmar sobre prácticamente 120 m2 todo su genio artístico, y lo que es más importante, dotar de su significado definitivo al planteamiento pictórico de acuerdo con el título con que está consagrado el Oratorio, y que se fundamenta en la Realeza de la Santísima Virgen, Madre de Jesús, y por tanto intercesora de toda la obra salvífica de su Hijo, el Redentor, prerrogativa mariana sobre la que descansa la certeza de las innumerables muestras de Fe de los hermanos de las Penas. 

A continuación, reproducimos la descripción de la obra a ejecutar:

«Toda la Obra salvífica no se puede entender sin la presencia y la intercesión de la Madre de Dios. María es preservada del pecado y es por ello que, los más y significativos Dogmas relativos a la Santísima Virgen se refieren precisamente a su Inmaculada Concepción y a su Gloriosa Asunción en cuerpo y alma a los Cielos.



La Coronación de la Virgen como Reina de Cielos y Tierra no es, efectivamente, un Dogma de fe, no se funda en ningún texto de la Biblia, sino que procede de un relato apócrifo atribuido a un obispo de Sardes, Melitón que en el siglo IV fue retomado por Gregorio de Tours y posteriormente difundido durante el siglo XIII por la Leyenda dorada de Santiago de la Vorágine, pero sin embargo es la culminación de un proceso dogmático sobre La que es concebida sin mancha que no puede entenderse sin que sea creíble precisamente esa Coronación; pues como dice el Pontífice Pío XII en su Encíclica “Ad Reginam Coeli” si Jesucristo es Rey, la Madre que es Madre de Rey tiene que ser Reina. Y lo es indiscutida e indiscutible, como así lo defiende la propia Hermandad.

Por ello, la Coronación de María por el Padre y el Hijo y con la presencia del Espíritu Santo se sitúa inmediatamente después de la Asunción (interpretación de San Jerónimo), es el centro y culmen del referido programa pictórico a realizar. Programa que se complementa con seis figuras que a lo largo de la historia han defendido o están relacionados con la realza de María:


- Isaías: En Is 7,14 y 11,1ss. hay referencias implícitas a esta privilegio, Efectivamente, el Emmanuel profetizado en Is 7,14 se reviste de las características de rey davídico en Is 11,1ss: será lleno del espíritu profético, instaurará la justicia entre los hombres, implantará la paz paradisíaca. La Virgen-Madre del Emmanuel debe participar, por tanto, de la dignidad real de su Hijo.

- David: San Agustín en de nuptiis et concupiscentia, 1,11 dice que la genealogía tuvo que ser continuada hasta José para que en aquel singular matrimonio no quedase rebajada la preeminencia de su sexo, sin perjudicar por eso a la verdad, puesto que tanto José como María eran de la estirpe de David.

- S. Juan: Ap 12,1ss. La «mujer vestida de sol», de esta visión representa primariamente a la Iglesia de los dos Testamentos, pero en un sentido más profundo emerge también la figura de María, ataviada con las prerrogativas de la realeza celeste. 

- Pio XII: Autor de la encíclica “Ad Caeli Reginam” sobre la proclamación de la realeza de la Santísima Virgen María, además instaura la fiesta de María Reina, que deberá celebrarse cada año en todo el mundo el día 31 de mayo.

- Juan Pablo II: Autor de la encíclica “Redemptoris Mater”, donde se nos dice que la Madre de Cristo es glorificada como Reina universal.

Estos personajes se encontrarán entre los lunetos en el arranque de la bóveda, cada luneto contiene un óvalo central el cual tendrá en su interior letanías alusivas a la realeza de María, dicho óvalo está rematado por una corona y flanqueado por dos ángeles.

 El centro de la composición está ocupado por la Virgen María, sobre Ella se sitúa la Stma. Trinidad coronándola, Dios Padre con la bola del mundo, Jesús con una Cruz y el Espíritu Santo, por encima del Espíritu Santo se crea una abertura en las nubes, el cielo se abre para recibir a María, y la entrada es triunfal, siendo coronada por la Stma. Trinidad.
 
La coronación está rodeada por numerosos ángeles y los personajes nombrados anteriormente.»