El Mater Dei ya forma parte desde hace unas horas del recuerdo y la memoria de cientos de cofrades malagueños. Así de rápido transcurrió todo y nos queda, como queda siempre, esa sensación de que en las hermandades navegamos eternamente entre dos orillas: la de la nostalgia, el recuerdo de lo que ya ha pasado y la de los nuevos horizontes que se avecinan señalados a fuego en los calendarios. Muy poco es el tiempo que dura el disfrute, apenas instantes, en que se consume todo.
La Hermandad de las Penas intervino activamente en el desarrollo de los distintos actos. En efecto, y como ya avanzamos, María Santísima de las Penas estuvo expuesta el viernes y el sábado en solemne Besamanos extraordinario, habiendo que resaltar la ingente cantidad de personas que pasaron por el Oratorio, especialmente en la tarde del día 27, donde hubo colas en algunos momentos. Además, y por lo que a cultos estipulados en Reglas se refiere, la Institución culminó en esa jornada el Triduo de la Virgen con el rezo de la Sabatina.
Por lo demás, en la mañana del sábado, la cofradía estuvo presente en el Rosario de Estandartes Marianos que presidió la Divina Pastora de las Almas -impagable imagen de Montes de Oca- con nuestro banderín de la Realeza de María escoltado por dos faroles. La comitiva partió de la Parroquia de Santiago y llegó hasta la Catedral.
Ya por la tarde, nuestros primeros oficiales de Junta, incluido el Hermano Mayor, estuvieron presentes en el acto organizado en la Plaza del Obispo a donde fueron accediendo las distintas imágenes participantes en la procesión Magna.
Entre tanto, al filo de las siete de la tarde, desfiló por la plazuela de la Virgen de las Penas, la hermandad del Monte Calvario con la imagen de la Virgen de Fe y Consuelo en una estampa apabullante y única. En el recuerdo general del pasado Mater Dei quedará su transitar por la estrechez de Arco de la Cabeza con la marcha "Amarguras". Posteriormente, con la pieza "María Santísima de las Penas" de Antonio Pantión, el trono pasó por delante de la capilla donde aguardaba completamente a oscuras Nuestra Madre de las Penas y otra representación de la Hermandad con el guión corporativo y varas.
En efecto, la marcha de Pantión -como no podía ser de otra manera- cobró un feliz protagonismo en diversos puntos de nuestra ciudad. Simbólicamente, y dada la cercanía, en calle Cisneros se le interpretó a María Santísima de la Trinidad. También sonó, entre otras, tras los pasos de la Virgen de Gracia y Esperanza por la banda sanluqueña de Julián Cerdán, o en la propia Divina Pastora, interpretada por la banda de música de la Esperanza.
Finalmente, y como ya ocurriera en junio cuando procesionó la Esperanza, nuestra Corporación volvió a canalizar la inquietud cofrade de muchas personas foráneas interesadas en conocer nuestro patrimonio y dependencias. Así las cosas, en la mañana del domingo recibimos la visita de algunos miembros del Consejo General de Hermandades y Cofradías de la ciudad de Sevilla encabezado, entre otros, por su presidente, D. Carlos Bourrelier Pérez, y secretario, D. Carlos López Bravo.
