lunes, 17 de marzo de 2014

CULTOS 2014: Quinario al Señor de la Agonía y Solemne Función Principal de Instituto


El padre Aguilera regaló un soberbio rosario a la Virgen de las Penas bendecido personalmente por el Papa emérito Benedicto XVI.

El pasado fin de semana finalizaron los cultos cuaresmales que instituidos en las reglas vigentes celebra anualmente nuestra Corporación Nazarena y que han consistido en el Quinario en honor de la Sagrada Imagen del Santísimo Cristo de la Agonía (desde el 11 hasta el 15 de marzo, ambos inclusive) y la posterior Función Principal de Instituto en el mediodía del domingo 16 con solemne celebración eucarística como muestra del Amor que sus hermanos profesan a sus veneradas imágenes Titulares.

Normalmente, en el ámbito de la religiosidad popular, el ejercicio del Quinario viene referido a la especial dedicación a las imágenes del Señor pues tanto por su duración y nombre se vincula simbólicamente a las cinco llagas de Cristo y deben tener un marcado carácter penitencial en el que los cofrades nos preparamos para la llegada de los días santos mediante ejercicios de piedad, Liturgia de la Palabra, y adoración al Santísimo. Por ello, como viene siendo habitual, durante el transcurso del QUINARIO se celebraron distintos y variados actos de esta índole, que oficiados en su mayoría por nuestro Director Espiritual, D. Federico Cortés Jiménez, fueron: el primer día, rezo de Vísperas, el segundo, miércoles: Santa Misa, el día tercero, jueves: Acto Penitencial, el viernes, Ejercicio del Santo Vía-Crucis y el sábado, Vísperas solemnes. Todos ellos venían precedidos así mismo de Exposición, Bendición y posterior Reserva del Santísimo, acto comunitario que sirvió para reconocer la maravillosa presencia de Cristo invitándonos a la unión más íntima con Él.

La albacería de cultos volvió a manifestar su buen hacer puesto que en el altar mayor se disponía el Calvario conformado por el Señor de la Agonía en el centro junto a la Santísima Virgen (a su derecha) y la talla de San Juan Evangelista (a su izquierda) salpicado de claveles rojos, relicarios, sacras y de innumerables candeleros de cera encendida. Con respecto a otros años, las tres Imágenes Sagradas se dispusieron más próximas entre sí ganando la estampa en plasticidad y comunión.

Por su parte, la FUNCIÓN PRINCIPAL DE INSTITUTO fue oficiada por nuestro querido hermano, el sacerdote, D. Salvador Aguilera López, de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, venido directamente desde Roma. Al ofertorio, esta Venerable Cofradía de Nazarenos hizo pública y solemne Profesión de Fe.

Por su parte, durante la homilía, Aguilera recordó a los presentes que en el segundo domingo de Cuaresma la Iglesia selecciona el pasaje de la Transfiguración para mostrar la clave en la que debemos vivir este tiempo, a la luz de la Pascua.

“Jesús tomo consigo a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan y se los llevó aparte a una montaña alta. Se transfiguró delante de ellos y su rostro resplandecía como el sol y sus vestidos se volvieron blancos como la luz”. El Evangelio nos introduce al ámbito donde descubrir la identidad divina del Maestro, en lo alto del monte, en la oración. El sacerdote nos recordó que esa luz es la luz de la fe que nos revela la identidad del Hijo amado de Dios. Es la fe que transfigura la realidad pues donde naturalmente hay penuria, dolor y muerte, se revela el amor y la Gloria de la Resurrección y no se teme a nada.

Finalizada la Solemne Eucaristía, D. Salvador nos sorprendía haciéndonos entrega de un rosario para la Virgen de las Penas bendecido personalmente por el Papa emérito S.S. Benedicto XVI a quien fue a visitar en su retiro en la ciudad del Vaticano. Hermosísimo acto que se suma a los que se vienen celebrando por el Cincuentenario de la bendición de la talla.

En todo momento, la ceremonia se celebró con una cuidada puesta en escena, mediante la participación junto al celebrante, de un cuerpo de acólitos y monaguillos que, bajo la dirección de expertos maestros de ceremonia, acompañaron y sirvieron de singular ayuda al sacerdote, creando la adecuada atmósfera con el objeto de invitar a prestar especial atención al acto que se desarrollaba en el Altar.


Así mismo, se estrenó para la ocasión el acompañamiento musical de la capilla musical Sacrum Ministriles que realizó una completa interpretación historicista de la música sacra de los ministriles de los siglos XV al XVIII con instrumentos históricos escogiendo principalmente piezas de grandes polifonistas del siglo de Oro español. 

Tras la Eucaristía, se impusieron los escudos de oro y a los nuevos hermanos les fue impuesta la medalla corporativa.