lunes, 11 de febrero de 2013

El Papa Benedicto XVI renuncia al ministerio de Obispo de Roma

LA HERMANDAD DE LAS PENAS, IMPRESIONADA AÚN POR LA RENUNCIA DEL SANTO PADRE BENEDICTO, PAPA XVI, AL MINISTERIO QUE LE FUÉ ENCOMENDADO EN EL CÓNCLAVE DEL AÑO DEL SEÑOR DE 2005, QUIERE HACER PÚBLICO SU ADMIRACIÓN POR ESTA DECISIÓN QUE MUESTRA EL PROFUNDO AMOR DEL VICARIO DE CRISTO A LA SANTA MADRE  IGLESIA, LA HUMILDAD DE UN HOMBRE DE EVANGELIO Y LA SABIDURÍA QUE TRANSMITIÓ EN TODAS Y CADA UNA DE SUS DECISIONES DURANTE EL TIEMPO QUE TUVO ENTRE SUS MANOS EL TIMÓN DE LA NAO DE LA FE.

EN ADELANTE, HASTA LA ELECCIÓN QUE HA DE HACERSE DEL NUEVO PAPA, NUESTRA COFRADÍA, MEDIANTE LA ORACIÓN Y LOS EJERCICIOS DE ESPÍRITU EN SUS CULTOS ORDINARIOS Y EXTRAORDINARIOS, IMPLORARÁ AL ESPÍRITU SANTO PARA QUE NOS HAGA LLEGAR AL SUPREMO PASTOR QUE GUÍE A LA IGLESIA UNIVERSAL, SIENDO ÉSTA NUESTRA MINÚSCULA APORTACIÓN PARA UNIRNOS A NUESTROS HERMANOS  DE TODO EL ORBE CATÓLICO.

TAMBIÉN QUEREMOS AGRADECER PROFUNDAMENTE A SU SANTIDAD BENEDICTO XVI LOS ABUNDANTÍSIMOS FRUTOS DE SU PAPADO, FINALIZANDO, TAL COMO NOS INCULCÓ NUESTRO QUERIDO HERMANO SACERDOTE, RVDO.P. SALVADOR AGUILERA, DANDO UN ¡¡¡ VIVA EL PAPA !!!

«Queridísimos hermanos,
Os he convocado a este Consistorio, no sólo para las tres causas de canonización, sino también para comunicaros una decisión de gran importancia para la vida de la Iglesia. Después de haber examinado ante Dios reiteradamente mi conciencia, he llegado a la certeza de que, por la edad avanzada, ya no tengo fuerzas para ejercer adecuadamente el ministerio petrino. Soy muy consciente de que este ministerio, por su naturaleza espiritual, debe ser llevado a cabo no únicamente con obras y palabras, sino también y en no menor grado sufriendo y rezando. Sin embargo, en el mundo de hoy, sujeto a rápidas transformaciones y sacudido por cuestiones de gran relieve para la vida de la fe, para gobernar la barca de san Pedro y anunciar el Evangelio, es necesario también el vigor tanto del cuerpo como del espíritu, vigor que, en los últimos meses, ha disminuido en mí de tal forma que he de reconocer mi incapacidad para ejercer bien el ministerio que me fue encomendado. Por esto, siendo muy consciente de la seriedad de este acto, con plena libertad, declaro que renuncio al ministerio de Obispo de Roma, Sucesor de San Pedro, que me fue confiado por medio de los Cardenales el 19 de abril de 2005, de forma que, desde el 28 de febrero de 2013, a las 20.00 horas, la sede de Roma, la sede de San Pedro, quedará vacante y deberá ser convocado, por medio de quien tiene competencias, el cónclave para la elección del nuevo Sumo Pontífice.

Queridísimos hermanos, os doy las gracias de corazón por todo el amor y el trabajo con que habéis llevado junto a mí el peso de mi ministerio, y pido perdón por todos mis defectos. Ahora, confiamos la Iglesia al cuidado de su Sumo Pastor, Nuestro Señor Jesucristo, y suplicamos a María, su Santa Madre, que asista con su materna bondad a los Padres Cardenales al elegir el nuevo Sumo Pontífice. Por lo que a mi respecta, también en el futuro, quisiera servir de todo corazón a la Santa Iglesia de Dios con una vida dedicada a la plegaria.»
Vaticano, 10 de febrero 2013
BENEDICTUS PP. XVI