Parece que ha pasado muchísimo tiempo. Y tampoco es tanto. Desde la Agrupación de Cofradías de Semana Santa de Málaga se instaba a todas las Hermandades y Cofradías a acoger a peregrinos procedentes de algún lugar del mundo por determinar, y darles cobijo en las casas de hermandad mientras durasen los Días en la Diócesis, primera parte de la Jornada Mundial de la Juventud de Madrid 2011. Nuestra Hermandad fue una de las primeras de la ciudad en ofrecerse, allá por el mes de septiembre del año pasado. Transcurrió el tiempo y, conforme pasaba, íbamos sabiendo más cosas de nuestros peregrinos. Resultaron ser venezolanos. De Los Teques, ciudad dormitorio de Caracas. Un grupo de jóvenes de la Hermandad se ofrecieron a hacer de anfitriones con los peregrinos para lo que idearon un plan de actividades y visitas culturales por la ciudad. Plan que se vio alterado, como suele ocurrir en estos casos, conforme se iban sucediendo los acontecimientos. Michael, Ricardo, Yonatha, Kilber, Julio, Robert, Willisay, Marianny, Mariángel, Carlos, María Fernanda, Luis, Josmary, Ángel y Nayerling que estuvieron al cargo de Adrián, Curro, Fran, Juanma, Juanmi, Laura, Rocío y Silvia entre los días 10 y 15 de agosto. Además, otros miembros de la Junta de Gobierno junto con Francisco Calderón, Hermano Mayor, dieron la bienvenida a los peregrinos.
Visitas al Santuario de la Patrona, Virgen de la Victoria, y a otras ciudades de la provincia de Málaga como son Antequera y Archidona, fueron de las primeras actividades que vivieron nuestros acogidos, que además visitaron la Feria de Málaga y convivieron con jóvenes hospedados en otras Cofradías. Especialmente reseñable fue la misa del día 12, que celebró Don Federico Cortés en nuestro Oratorio, al que acudieron todos los acogidos por otras Cofradías, procedentes de Venezuela y de Canadá. También es reseñable la misa de despedida de los peregrinos en la capilla del Monte Calvario en la noche del 14 de agosto celebrada por Don Francisco Aranda y que terminó con una fiesta folclórica en la que se fundieron los ritmos de nuestros visitantes del otro lado del Atlántico con los típicos de nuestra tierra.
Al día siguiente se marcharon para Madrid para disfrutar de la JMJ, dejándonos a todos alegres por todo lo que pudimos compartir con ellos, pero tristes por la marcha de los que se habían convertido en nuestros “papasitos”, como cariñosamente les llamábamos.
Madrid con corazón malagueño en pleno agosto
De todos es sabido que Madrid se convierte en una ciudad fantasma en agosto. Sus habitantes “emigran” a cualquier lugar donde el mar les permita respirar un aire algo más puro que el que suelen consumir durante el resto del año. Pero este agosto fue diferente. Los habitantes de la costa, de Málaga especialmente, y de todos los puntos del país se aventuraron a visitar la capital del reino, desafiando las temperaturas descomunales que marcaban los mercurios. Pero la ocasión merecía la pena ya que dos cofradías de nuestra ciudad participarían en el Vía Crucis que presidiría el Santo Padre en la tarde del día 19. Allí se dieron cita más malagueños que cualquier medio día en el Real de la Feria. Y no exagero. Prendimiento, representando a nuestra Diócesis, y Buena Muerte, representando a la Castrense, hicieron las delicias de los que estamos acostumbrados a verlos y de los que se juraron a sí mismos venir a la ciudad del paraíso para volver a contemplar lo que descubrieron ya en una madrugada de agosto. Entre estos últimos, Elena de Borbón.
Al día siguiente comenzó la partida masiva de peregrinos desde el Centro de la capital hasta la Base Aérea de Cuatro Vientos donde se desarrollaría el encuentro con el Santo Padre.
Datos oficiales apuntan a que dos millones de jóvenes procedentes de todo el mundo se dieron cita en el citado aeródromo para acudir al encuentro con Su Santidad el Papa Benedicto XVI. Horas de espera y, por qué negarlo, de desesperación, dieron el mayor fruto que se podía haber esperado: vivir de cerca la misa en la que el Obispo de Roma cerró la JMJ Madrid 2011 y anunció la próxima para 2013 en Río de Janeiro. Emocionante momento, más teniendo en cuenta el trabajo realizado para poder llegar ahí. Una experiencia única, enriquecedora y que no olvidarán jamás ni los peregrinos acogidos en la Hermandad, ni los jóvenes hermanos que hicieron de anfitriones. Que el Señor nos ayude para que estas semillas no caigan en terreno pedregoso, y sus flores puedan seguir creciendo y floreciendo. Que así sea.
