«Hay un solo Dios y Padre
de todos, que está sobre todos, lo penetra todo y está en todos.»
«Hay un solo Señor, una
sola fe, un solo bautismo.»
« Hay un solo
Cuerpo y un solo Espíritu, así como hay una misma esperanza, a la que ustedes
han sido llamados, de acuerdo con la vocación recibida.»
El Año de la Fe está siendo inolvidable en el seno de nuestra Hermandad. En la jornada de ayer tuvimos una nueva ocasión de disfrutar de otros tantos memorables momentos en los que pudimos interiorizar ese inefable mensaje de San Pablo en su carta a los Efesios.
Se celebró en la Octava, el Corpus
chiquito de la parroquial de los
Santos Mártires, en el que participó activamente nuestra Hermandad, dando buena
cuenta, todo sea dicho, del crecimiento exponencial de la celebración,
esplendor recuperado de una procesión eucarística que brilló con la
participación de las hermandades de la feligresía y la decidida intención de
nuestro Párroco y Director Espiritual, Rvdo. D. Federico Cortés Jiménez.
Desde luego la incorporación al
cortejo de tres carrozas junto a la de Su Divina Majestad, con las imágenes de
los Santos Patronos y la Virgen del Carmen –que salía por primera vez a las
calles-, además de la reliquia de la cofradía de la Columna, han sido detalles que han supuesto ese revulsivo definitivo que esperamos mantenga la
celebración en esas altas cotas de buen hacer escénico en los próximos años.
La hermandad dispuso una vez más un altar en la puerta de su sede canónica y alfombró la plazuela Virgen de las Penas con hierbas aromáticas, sirviendo de pintoresco e histórico marco donde se agolparon decenas de personas al paso de la comitiva. Fue similar al que se instaló el año pasado aunque esta vez lo presidió la imagen de San Juan Evangelista, obra de Navarro Arteaga, en lugar de San José. Nuevamente, y como corresponde, se encontraba elegantemente exornado, con motivos eucarísticos, por piñas florales con tonalidades blancas y espigas, el palio de tumbilla que se usa habitualmente para los cultos de la Virgen, candelería, sacras y el ostensorio de los Talleres Granda que posee la Cofradía.
Por lo demás, el momento álgido de la mañana lo supuso la bendición que se impartió junto al Santísimo en las puertas del Oratorio ante una ingente presencia de fieles, hermoso instante que puede convertirse en una referencia para años venideros.
Dios vivo al encuentro de sus parroquianos.