Como estaba previsto, el pasado sábado
resultó una jornada especialmente brillante para los malagueños y también por
qué no decirlo para los muchos cofrades foráneos que nos visitaron. La ciudad
se vistió de Esperanza para recibir a la Dolorosa perchelera en la celebración del
veinticinco aniversario de su Coronación Canónica. Muchos fueron los nombres, especialmente vinculados a la Archicofradía del Paso y la Esperanza,
que son también hermanos de las Penas, a los que tuvimos muy presentes y con
los que compartimos su inusitado júbilo, incluidos cómo no, los miembros de la banda de cornetas
y tambores de dicha corporación que abrió paso de la procesión, y cuyos sones, a
su paso por la calle Cisneros, parecieron llevarnos en volandas a la tarde del
Martes Santo.
Pero es que además, a dicha
conmemoración había que sumar el primer fin de semana de actividad de la
muestra «El Legado de nuestra Fe», que se inaugurara el pasado jueves, y que aprovechando
también la coincidencia con la salida extraordinaria de la Virgen de la
Esperanza, recibió la visita de los máximos responsables de los
distintos Consejos directivos de Hermandades de Semana Santa de cuatro ciudades
andaluzas: Sevilla, Jerez de la Frontera, Granada y Córdoba, acompañados de familiares
y diversos representantes de la prensa morada
de cada una de ellas, donde pudieron admirar las magníficas obras del
patrimonio artístico malagueño que se exponen hasta el mes de septiembre.
A dicha recepción oficial se añadió
también la visita a otros templos y hermandades entre las que se encontró la
nuestra por expreso deseo de algunos integrantes de la expedición y gracias también a las labores de coordinación de nuestros hermanos Raúl Berzosa y Rocío Moltó.
Nuestro hermano y pintor Raúl Berzosa con el periodista sevillano, Fran López de Paz delante de nuestros Sagrados Titulares. |
En efecto, a media tarde los recibimos mostrándoles tanto el Oratorio como la casa de
Hermandad, resultando especialmente sorprendidos por la medida conjugación entre
la amplitud funcional de las dependencias y todo el sabor y el intimismo propio del templo de la
Cofradía, privilegiado espacio para el desarrollo de la cuidada actividad
cultual propia de una hermandad de penitencia.
Además, esa tarde recibíamos
también la presencia de distintos miembros de la sevillana Hermandad de las
Penas de San Vicente con su hermano mayor, Juan Carrero, a la cabeza. Por
razones obvias, quienes conozcan la historia y los lazos que nos unen con
ellos, repararán en la tremenda ilusión que nos supuso compartir con ellos
algunos momentos en los que se habló sobre todo de recuperar efectivamente ese
hermanamiento que fructificara en la década de los setenta del pasado siglo y en
el que fuera precisamente el padre del actual hermano mayor de la cofradía
sevillana uno de sus principales adalides.
Ha sido un intenso fin de semana
en la Hermandad del que no podemos olvidar tampoco el exitoso encuentro de
portadores del Cristo de la Agonía que se celebró en la tarde-noche del pasado
viernes.
Por lo demás, el protagonismo absoluto fue, como no pudo ser de otra
manera, de la Reina de Málaga y de los hermanos de su Archicofradía, aunque por
extensión, igualmente de los propios cofrades malagueños, que tenemos un corazón en el que en
mayor o menor medida, siempre cabe la Esperanza.