Francisco, saludando a los fieles (Abc.es) |
«Empecemos este
camino, Obispo y pueblo, este camino de la Iglesia de Roma, que es la que
preside la Caridad en toda la Iglesia, un camino de Fraternidad, de Amor y de
Confianza entre nosotros.» (S.S. el Papa Francisco)
En
la tarde de ayer, el cardenal jesuita, de origen argentino, Jorge
Mario Bergoglio fue elegido Sumo Pontífice al quinto escrutinio del Cónclave,
y es el Papa número 266, incluyendo como primero a Pedro de Betsaida. El
arzobispo de Buenos Aires, de 76 años, será el Papa Francisco y ha relevado en tan arduas labores a Benedicto XVI tras
la sorpresiva renuncia de éste hace algunas semanas.
Tras el mítico anuncio
del «habemus Papam» pronunciado por el protodiácono, el nuevo
Obispo de Roma salió al balcón y se dirigió a la Plaza de San Pedro señalando
con suma humildad el que los hermanos cardenales habían ido a buscarlo «al
fin del mundo». Además no perdió la ocasión para acordarse y pedir una
oración por su antecesor, Joseph Ratzinger, Benedicto XVI que aguardó la designación desde su retiro en Castel
Gandolfo. A continuación, realizó su primera bendición «Urbi et Orbi».
Se trata del primer
Papa jesuita e hispanoamericano y se ha erigido en una de las figuras más importantes
de la Iglesia en el continente americano donde radica el 40% de los católicos
del mundo.
El
sucesor de Pedro tendrá ante sí el reto de continuar decididamente en el empuje
hacia la llamada «nueva evangelización», recobrando la vigencia de la Fe,
actualizándola, liderando una Iglesia que recupere el terreno perdido ante la
desertización espiritual y el peso que tenía en la vertebración de la sociedad.
Este reto se antoja complejo y su concreción se extiende a muy diversas aristas
y holgados espacios: la familia, los medios de
comunicación o la administración de los sacramentos.
Por
el momento, el Papa Francisco se deberá encargar de inmediato en colmar de
contenidos y clausurar el Año de la Fe que Benedicto XVI introdujo el año pasado y en esbozar lo que será la
concreción de los objetivos planteados en el último Sínodo de Obispos.
La Hermandad de las Penas, en responsable ejercicio del
compromiso que nos exige nuestra pertenencia a la Santa Madre Iglesia, quiere
mostrar su más sincero y profundo afecto
al nuevo Pontífice. No podemos más que estar alegres por su
elección y responder a su petición de entonar una oración común por él a nuestros Sagrados Titulares, para que lo colmen de bendiciones, pidiendo igualmente que siempre lo acompañe el Espíritu Santo y nos conduzca a todos por caminos de santidad.
¡VIVA EL
PAPA!