lunes, 19 de mayo de 2014

CULTOS 2014: La Realeza de María, como espejo del triunfo de la Obra de Dios.



“Su reino es el de la santidad y la justicia porque María, la llena de gracia, nos alcanza las gracias de su Hijo para que seamos santos (Juan 1,12-14); y de justicia porque  premia las buenas obras de todos (Romanos 2,5-6).”

Brillante, colosal, esplendorosa, reluciente, sobresaliente. Faltarían calificativos en el diccionario castellano para describir en su justa medida la dimensión de ese testimonio de amor que los hermanos de nuestra cofradía hemos realizado este fin de semana en torno a la figura de María Santísima de las Penas con motivo de la festividad de su Realeza, enmarcada este año en los actos del Cincuentenario de su hechura y bendición.

Nos llevamos en el pertrecho sentimental un puñado de estampas que a buen seguro aguardarán largo tiempo en la memoria de todos por cuanto resulta difícil superar lo que con tanto amor y cariño se prepara, lo que únicamente desde el corazón y la devoción alcanza a bordear la perfección y a lo que solo caben añadirle pequeñas gotas de buen gusto y sentido de la medida para redondear una obra que es ideal en el culto sagrado. La conjugación de todos estos elementos consumaron un acto de fe desbordante y único, centrado en la figura de María, Madre del Verbo Encarnado que, con ocasión de la proclamación de su Realeza, verdad fundamental instituida por el Papa Pío XII es defendida desde hace décadas por nuestra Institución.

Así las cosas, tras el rezo de vísperas celebrado el día anterior, en el mediodía del domingo se celebró la solemne Función religiosa oficiada por el Rvdo. P. D. Federico Cortés Jiménez.

La eucaristía transcurrió por los derroteros litúrgicos habituales en nuestra Corporación en la que se combinan, por un lado, la participación del cuerpo de acólitos y monaguillos junto al sacerdote, siguiendo las pautas de ayuda y comportamiento que rigen las normas litúrgicas de la Iglesia y por otra, una escogida participación musical –en este caso, capilla músico-vocal- que, sin duda, colaboró a crear el ambiente propio que invita al recogimiento y a no perder, ni un solo instante, la atención en el acto sagrado.

Como cada año, queremos reparar en las palabras de nuestro Director Espiritual el que en su homilía llamó a reivindicar el mes de Mayo, aún en el tiempo de la cincuentena pascual, como ese "tiempo de gran importancia para la celebración cristiana". Recordó que la festividad de la Realeza de María no puede entenderse separadamente a la de la Resurrección del Señor, pues en todo lo posible y conveniente, las prerrogativas de María se han de explicar a la luz de las prerrogativas análogas de su divino Hijo. En este punto, señaló que "María reina sobre la Obra de Dios", esto es, que una vez consumada la Obra Redentora, la realeza de María ha de proclamarse “de aquello que ya ha triunfado”.

Por eso, invitó a todos los hermanos presentes a vivir este tiempo pascual desde la conversión pues “no tiene sentido honrar a la Virgen sino es desde el ejemplo, el amor, la caridad, como seguidores de Cristo que somos”. La Realeza no es sino la proclamación de los actos de la Virgen durante la consumación de la Obra Redentora, ejemplo de fe, ejemplo de entrega a los designios del Padre, la que sufrió con más paciencia, con más voluntad, más sumisión a Dios pues sólo a María se le da legítimamente, y en la acepción plena del vocablo, el título de Corredentora; porque realmente, Ella, en Cristo, por Cristo y con Cristo, hizo la redención de todo el género humano. Por tanto, honrar esta festividad, solo tiene sentido si se sostiene en nosotros, cuando emulamos con nuestro ejemplo el inmarcesible amor de Cristo, el triunfo de la sangre derramada, de la Obra de Dios, aquello que sólo supo padecer María.

En otro orden de cosas, la Virgen de las Penas, situada en el presbiterio del templo, se encontraba ataviada con sus mejores galas, concretamente, con la saya blanca de Esperanza Elena Caro y el manto azul que pasaran Manuel Mendoza y Salvador Aguilar de los bordados antiguos de Leopoldo Padilla. Así mismo, sobre sus sienes llevaba la corona de oro de ley, diseño de Prini y ejecución de Manuel Valera que le fuera impuesta en el recordado mes de noviembre de 2004.

Por su parte, el altar de culto iba exornado con el dosel de tumbilla, la habitual escalera y sillón de Reina, escoltada por jarras con flores de tonalidades blancas, y los candelabros de guardabrisas dorados del trono del Cristo con codales largos de cera blanca. Así mismo, se colocaron un par de candeleros adaptados para cinco mecheros realizados por Manuel Valera.

Destacar que este año el sillón de Reina estrenaba el bordado del respaldo realizado con sobrantes del palio antiguo de Leopoldo Padilla.

Posteriormente, finalizada la eucaristía, se dio a besar la mano de la Sagrada Efigie acercándose a Ella todos los que estuvieron presentes en la Eucaristía.

Igualmente, en el capítulo de agradecimientos, el Secretario de la Corporación entregó un pergamino a los hermanos que han cumplido veinticinco y cincuenta años en la nómina. En este sentido, destacar por su larga y determinante trayectoria en la cofradía, los hermanos D. Juan Quintana Urdiales y D. Juan Ramírez Pastor, así como nuestro actual albacea de cultos, D. Manuel Ruiz García. 

En la tarde del lunes 19 y martes 20 de mayo, también estará expuesta la imagen de la Virgen de las Penas en Besamano en horario de 18.30 a 20.30 horas.