lunes, 7 de abril de 2014

LA MÚSICA DE NUESTRA MADRE Y SEÑORA DE LAS PENAS (XV): Algunas novedades musicales para el próximo Martes Santo

En este último apartado del serial La Música de Nuestra Madre y Señora de las Penas antes de la Semana Santa damos cuenta de algunas de las novedades que incorporaremos para el inminente Martes Santo que se aproxima:

"Marcha de Cofradía" 

Gracias a la colaboración de la Hermandad de las Penas de San Vicente y al trabajo de edición del maestro José Salazar podremos disfrutar de esta pieza de D. Pedro Braña Martínez que se recuperara el pasado año y que se estrenará en las calles de Málaga. Así mismo, además de la banda del Maestro Tejera, la Municipal de Sevilla la ha incluido en la programación de algunas de sus citas cuaresmales recientes como el concierto celebrado hace pocas semanas en la céntrica Iglesia del Santo Ángel de Sevilla.  

Según las últimas reseñas aportadas en la especializada web Patrimonio Musical parece que esta composición no es la número 1 del maestro asturiano puesto que se contradice con el hecho de que la número 6 esté datada en 1950 y que se ha recuperado recientemente ya que la dedicada a la cofradía de San Vicente se compuso en 1967. Sea como fuere nos volvemos a deleitar con esta prodigiosa marcha:



"Cordero de Dios"

Nos parece que la cofradía queda incompleta sin los aromas que desprenden las ceremonias sacramentales, pues no en vano, nuestra cofradía durante el año es prolija en cultos de adoración al Santísimo Sacramento como epicentro de la fe de sus hermanos y culmina su Estación Penitencial postrada ante Él en la Catedral. Con esta prodigiosa marcha de D. Ricardo Dorado Janeiro creemos que ponemos guinda musical a un repertorio variado y completo y exteriorizamos por medio de estas magníficas notas musicales la vocación sacramental de nuestra Corporación. Y valga el exhaustivo análisis de Patrimonio Musical para ponernos sobre aviso: “La marcha da comienzo con una serie de acordes en una estructura coral de una riqueza armónica fuera de lo común. Solemnidad y misterio, dos connotaciones esenciales a la idea de trascendencia, se combinan de forma magistral en esta introducción que, por sí sola, valdría a Ricardo Dorado el derecho a figurar entre los más grandes creadores del género. Comprobamos que la música llega adonde no llega la palabra ni tan siquiera el pensamiento. Un poderoso "crescendo" culminado por los metales, y el sonido se pierde enseguida dando paso a una hermosísima línea melódica de la madera. Esta estructura soberbia se repite y nos transporta, con elegancia insuperable, al tema A. 

Sólo entonces comienza, propiamente dicho, el ritmo de marcha. El tema A es simplemente, perfecto. Una melodía deliciosa, emotiva y llena de intensidad contenida se despliega ante nosotros, acompañada la primera vez con un elegante contrapunto de trompetas. Tras un brillante "forte" hacia la mitad de la exposición, finaliza en "piano". La transición al tema B es preparada por un interludio breve a cargo de los metales. La atmósfera parece oscurecerse y volverse amenazante cuando se inicia el tema B. La luminosidad inicial da paso al misterio, gracias a una melodía melancólica y enigmática en menor. Tiene una estructura simética con respecto al tema A: también presenta un "crescendo" central y un "diminuendo" hacia el final.

A continuación escuchamos una reexposición del tema A. Sin transición, pasamos directamente al tema C (el trío). Nuevamente en modo mayor, es de una nobleza arrebatadora que recuerda al trío de Mektub. La melodía, entonada por los saxos, es enriquecida por un original contrapunto de acordes de las flautas y clarinetes. La segunda parte de esta sección, desarrollada en "forte", sobrecoge al oyente por su fuerza y le deja en suspenso en un último compás en que la música se extingue de pronto como el despertar de un sueño.”


Este músico gallego, nacido en La Coruña el 7 de febrero de 1907, formó parte del prestigioso Cuerpo de Directores Militares en unos años en que esto era suficiente garantía de una adecuada formación musical. En materia procesional, y además de la archiconocida ‘Mater Mea’ (1962), compuso las siguientes marchas: ‘Altare Dei’ (1969), ‘Cordero de Dios’ (1964), ‘Dominus Tecum’, ‘Dona Nobis Pacen’, ‘El Buen Pastor’, ‘Getsemaní’, ‘Gloria al Señor’, ‘Hosanna’ (1969), ‘Ora pro Nobis’, ‘Oremos’, ‘Tras el Calvario’ y ‘Santos Lugares.




¡Cuánto te amaba! 

Por derecho propio, ¡Cuánto te amaba! marcha decimonónica de Juan Antonio Gómez Navarro, maestro de capilla de la Catedral de Córdoba, será la principal y más destacada novedad del repertorio que acompañará a la Virgen de las Penas la próxima Semana Santa. Y lo será especialmente, tanto por la enjundia de la pieza en cuestión, como por tratarse de una marcha, en principio, inédita en el procesionismo local. La labor de recuperación realizada por la Banda Sinfónica Municipal de Sevilla en 2007 –la grabó en su disco “Versión original”- y la intermediación del maestro José Salazar, director de la Utrerana y subdirector de la propia banda municipal, ha deparado esta incorporación que se antoja dulce y hermosa para el acompasar de Nuestra Madre en un año tan especial como es el del Cincuentenario de su Hechura y Bendición. Se trata de una marcha fúnebre para banda militar compuesta en Lorca el 8 de agosto de 1896 y que sería instrumentada en 1942 por Manuel López Farfán, “discípulo predilecto” del propio Gómez Navarro, que ya estaba retirado. Nunca se llegó a estrenar. La grabación de la marcha se hizo respetando los instrumentos que aparecen en la partitura original, en la que destaca el empleo de cornetines en lugar de trompetas.


La pieza es soberbia y arrebatadora y de ella se colige ese sabor que luego impregnará la obra del propio Farfán. Está dedicada a la madre del compositor, Leonor Navarro y González

http://www.patrimoniomusical.com/descargas/conciertos/munidisco3/04.mp3

"Cristo del Amor"
No pretendemos descubrir nada nuevo, por razones obvias, con la inclusión de esta imponente pieza ni de su autor, más que consagrado, el malagueño Francisco Javier Moreno Ramos. Nos pareció que nuevamente no debimos hacer caso a los que afean a las cofradías el hecho de incorporar piezas que gozan de buena salud callejera por reiterativos o poco originales y que son el extremo contrario a los que lo hacen por las que nunca suenan. Creemos que lo segundo es entendible pero lo primero no alcanza a razones. “Cristo del Amor” está de moda, sí. Por ello debemos congratularnos. De la contemplación de obras de arte nunca puede cansarse nadie.

Dicho esto, nos sentimos dichosos, más vale tarde que nunca, por contar con una obra que como el mismo autor definió es “sólida”, está “bien cohesionada” y “mantiene el interés de principio a fin” y que donó a la hermandad del Amor y la Caridad en 1996.


La pieza, de tintes fúnebres, es sobrecogedora, emotiva, a la par que portentosa. 




"Alma de la Trinidad"

Con la misma inquietud nos decidimos por buscarle un hueco al maestro D. Eloy García López, alicantino de nacimiento aunque afincado en Málaga, el que hasta el momento se hallaba injustamente inédito tras la Virgen de las Penas, con su marcha dedicada en 2000 a la Virgen de la Trinidad con motivo de su Coronación Canónica.  Y como es la primera que se incluye, debimos pensar en “Alma de la Trinidad” pues no es sino esta la pieza que le catapulta al reconocimiento de muchos cofrades de a pie que se emocionan con nada más oír sus primeros compases. Su archiconocida melodía y su generalizada propagación por el territorio andaluz no pueden restar un ápice a su interés y a la tremenda altura artística que perfila. Como bien afirma Mateo Olaya, «en “Alma de la Trinidad” se percibe a la perfección el cariz sinfónico que adoptan sus marchas y un recurso que se le conoce también en otras composiciones, como es el de exponer un tema o motivo musical y desarrollarlo con distintas agrupaciones instrumentales, haciendo de él variaciones en las que los colores y las atmósferas van tornándose, como el que acude a ver un paisaje y lo hace sobre diferentes colores y texturas. Concretamente en “Alma de la Trinidad” Eloy García acomete seis variaciones sobre el mismo tema, en alusión a las seis lágrimas que riegan el rostro de la Dolorosa a quien está dedicada la marcha.»




"El Refugio de María"

No vamos a reiterarnos en el análisis de la obra de Manuel López Farfán pues en ello ya nos detuvimos con el correspondiente análisis que realizamos en el artículo dedicado a su obra. Sí que diremos que la obra de este compositor entronca perfectamente con el cariz de nuestra Corporación y con el sello ecléctico de un repertorio que alterna sin ambages lo que puede tildarse de “alegre” y lo “fúnebre”, todo ello dentro de un corte profundamente clásico, dicho sea todo con el mayor simplismo para que se entienda . En “El Refugio de María” y el resto de piezas de Farfán incorporadas se aúnan estos patrones. Por lo demás, aunque la marcha fue introducida felizmente en nuestra ciudad por la banda de la Expiración, nos parece que ese portentoso “trío” debe volver a tener su justo sitio en esa calle de la ciudad de donde nunca debió perderse. 



"Aquella Virgen"


Por último, la pieza “Aquella Virgen” dedicada a la Virgen del Gran Poder de la perchelera hermandad de la Misericordia forma parte también de la primerísima fila del patrimonio musical autóctono hecho que tampoco puede desconocerse. Así, aunque ha existido cierta controversia por el destino de la dedicatoria, las partituras originales se conservan en el archivo de la Hermandad de la Misericordia de Málaga, regaladas por la viuda del compositor Manuel Gómez de Arriba que la realizó en 1960. La marcha viene motivada por la admiración que el semblante de la Virgen malagueña causó en el compositor, militar perteneciente al cuerpo de la Aviación, y que tuvo contactos con la cofradía de la Misericordia como consecuencia de la estrechísima vinculación existente entre ambas instituciones (la aviación fue nombrada Hermana Mayor Honoraria desde 1938).